por Félix Herrero
La prédica del Grupo Moreno contra las privatizaciones y la realidad que demuestra que el camino señalado era el correcto.
YPF viene haciendo todo lo contrario de lo que hay que hacer. Las privatizaciones fueron un desastre que nos llevaron al precipicio en el que estamos ahora. Se nos dijo que iban a aumentar las reservas, que tendríamos 35 años de reservas de gas, 16 años de petróleo. Ahora, tenemos cinco años en ambos casos. Se nos dijo que íbamos a bajar los precios de los combustibles: en 2008 se firmó un acuerdo entre Repsol S.A e YPF por el cual entraban los Eskenazi a la argentinización si aumentaban los precios de los combustibles. Además, hicieron introducir que el noventa por ciento de las utilidades se distribuyeran. Se nos dijo que íbamos a exportar gas y petróleo: hoy en día perdimos el autoabastecimiento y el año pasado se importó por gas natural, crudos y combustibles más de 9.350 millones de dólares. Es decir, el superávit de la balanza comercial argentina se fue en la compra de petróleo, y este año el cálculo es que se va a importar por estos mismos ítems algo así como catorce mil millones de dólares -mucho más de lo que vale YPF como empresa.
Entonces, hubo caída de reservas, aumento de precios, perdimos el autoabastecimiento, que es un bien carísimo en el mundo; el país que no puede autoabastecerse está en una situación internacional muy débil, no puede tener una política internacional independiente y rigurosa a favor de su pueblo porque está dependiendo de una materia prima estratégica en todo el mundo. Y el petróleo, a partir de las privatizaciones, dejó de ser un bien estratégico.
Todo ese panorama sombrío es la desembocadura de las privatizaciones, a las cuales nosotros, desde el Grupo Moreno, venimos oponiéndonos desde hace mucho tiempo. Se nos acusaba de catastróficos y apocalípticos, y la realidad demostró que no es así.
Hay que hacer todo lo contrario de lo que se hizo. Si se privatizó, hay que estatizar; si se cayeron las reservas porque no hubo inversión, hay que obligar. Y no sólo a YPF, sino a todas las empresas petroleras que están en la Argentina, a que no remitan utilidades y reinviertan en el territorio argentino, como hizo Putin en Rusia, que hoy es el primer extractor de gas en el mundo y el primer vendedor de gas a Europa.
Por otro lado, hay que discutir el tema de la provincialización, que es un invento menemista hecho para enriquecer cajas provinciales y a las empresas públicas o privadas, pero es un muy mal negocio para el país. La Argentina debe tener un frente unido común en que participen la nación y las provincias, pero que sea llevado por el Estado nacional. Toda esta situación está demostrando el fracaso de una política: hay que dar un giro de 180 grados en lo que se hizo en los últimos años.
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