jueves, 9 de febrero de 2012

¡¡TIEMBLA EL IMPERIO BRITÁNICO!!


En el día de ayer a la tarde, martes 7 de febrero, en horas de la tarde, desde varios canales de televisión –y debe de suponerse que por radiotelefonía también-, se anunciaba que en minutos la señora presidente de la nación, desde la Casa Rosada, iba a hacer una importante declaración relativa al tema de Malvinas. Anuncio tras anuncio, lo que generó gran expectativa. Indudablemente no iba a ser una declaración de guerra al Reino Unido, ya que nuestras fuerzas armadas desarmadas, sólo están capacitadas para desalojar una calle e incluso una villa, pero para nada más. ¿Y entonces qué podría ser para anunciarse con bombos y platillos? Aunque uno conoce de sobra el paño, podría pensarse que se había resuelto denunciar los tratados suscriptos en Madrid en 1989 y 1990; o el ignoto y caduco de 1825; o el embargo de los activos británicos en la Argentina; o que se iba a impedir transitar el espacio aéreo argentino por las líneas de navegación de los hermanos chilenos que van a Malvinas y que inclusive se repostan en Río Gallegos; o que se impediría pescar en nuestro mar territorial a embarcaciones con permisos dados en Malvinas; o que se ocuparía el aeropuerto internacional de propiedad privada inglesa, ubicado en Río Negro: o que incluso y en un acto de jugarse el todo por el todo, expropiar cualquier inversión británica en el país; o algo como el estilo.

Como era de esperarse, nada de eso sucedió. Así la señora presidente, rodeada por un séquito adulador, que incluso agregaba elementos de la oposición (¿de cuál oposición?) según la descripción oficial, manifestó con un particular énfasis, que había dado instrucciones al ministro del ramo, para que denunciara ante las Naciones Unidas (¡nada menos!, precisamente centro internacional de defensa de los países más débiles) la “militarización del Atlántico Sur” por parte de Gran Bretaña. Eso por la llegada a la ínsula de un heredero a la corona y la presencia de un novísimo destructor, inhallable por cualquier radar. Claro que la militarización de las islas, data de mucho más tiempo, como también data de mucho más tiempo atrás, la incapacidad total de nuestra patria, para responder a cualquier tipo de agresión. Y no hablemos simplemente de una respuesta militar, sino hablemos de un ataque de cualquier forma al bolsillo inglés, que es la parte más débil de su cuerpo. Eso sí puede hacerse, pero no se hace. En consecuencia sólo palabras y palabras y un reclamo ante la UN, que será prontamente desestimado y archivado, cuando Gran Bretaña responda que no militarizó nada y que todos sus actos militares son normales y que a ellos sólo les preocupa la seguridad y la tranquilidad de los isleños.

De todas maneras y para una mayor ratificación de nuestra política de no hacer nada que en realidad signifique algo práctico, la señora presidente aseguró además para tranquilidad de los no tan intranquilos ingleses, que todos nuestros reclamos respecto a las Malvinas, serán sólo dentro “de la política y de la diplomacia” y nunca por las “armas y las guerras”. Esto ya había sido asegurado por el fundador de la dinastía públicamente y en su carácter de presidente de la república. Así que los ingleses saben, aunque siempre lo supieron y en consecuencia nunca se preocuparon al respecto, que nuestra claudicación sigue siendo completa y que sólo si llega el caso atacaremos, pero únicamente con palabras y palabras, las que constituyen de todas maneras, una ensalada demagógica para el consumo interno. Los ingleses agradecidos, Los kelpers también.

LA PLATA, febrero 8 de 2012.
SILVIO H. COPPOLA.
Miembro del Foro Argentino de la Deuda Externa - Foro Regional La Plata, Berisso y Ensenada

1 comentario:

  1. excelente artículo. tiemblan, pero de risa. mientras expolian las islas con la venia del estado.

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