Denuncian que el desmonte es uno de los principales agravantes de la sequía
Desde Funam y Wichán Ranquén coinciden en que el fenómeno climático que azota la región se relaciona con un desequilibrio ambiental. De no tomarse medidas, empeoraría en los próximos años.
La escasez de lluvias más importante que vivió el sur cordobés en las últimas cuatro décadas tendría una relación directa con la destrucción del ambiente que se intensificó en ese mismo período. Así lo advierten el biólogo Raúl Montenegro e integrantes de la organización local Wichán Ranquén. La pérdida de vegetación nativa impide retener el agua en el suelo y emanar vapor hacia el aire, agravando notablemente las sequías, fenómenos que con frecuencia se han hecho presentes en la zona de Río Cuarto pero pocas veces han tenido tan alto impacto.
“Cuando existe un balance entre ambiente natural y ambiente productivo la capacidad que tiene un territorio para resistir la sequía es mucho mayor. Al transformar la mayor parte de la superficie de la provincia en ambiente productivo, y sobre todo de soja, Córdoba se ha transformado en una gigantesca bomba expulsora de agua”, expresó el titular de la Fundación para la Defensa del Ambiente (Funam).
Y agregó: “Lo que sucede es que la provincia de Córdoba ambientalmente ha sido una de las peor administradas en los últimos años, y estamos hablando de varias gestiones”.
Al considerar los factores que agravan la escasez de lluvia, Montenegro consideró que al desmonte de más del 95% de los bosques y pastizales que existían en la zona se agrega el mal uso y administración de las cuencas hídricas, el aumento del consumo de agua per cápita y el crecimiento de la población.
Con duras críticas a los gobiernos actuales, y especialmente a Unión por Córdoba, por la ausencia de políticas ambientales adecuadas, Montenegro denunció que deben tomarse medidas urgentes dado que el impacto de fenómenos como las sequías y las inundaciones serán cada vez más dramáticos en la provincia y especialmente en nuestra región.
Del mismo modo, integrantes de Wichán Ranquán -organización que desde hace más de una década difunde la flora nativa en Río Cuarto- exigen que los gobiernos reforesten en las ciudades y las veras de los ríos como primera medida para revertir el actual panorama en el largo plazo.
Sin resistencia ambiental
El presidente de Funam utilizó los términos de “resistencia ambiental y social” para referirse al modo en que una región debe estar preparada para soportar fenómenos climáticos como el que afecta a Río Cuarto.
“La que tenemos en este momento no es ni remotamente la peor sequía que hemos tenido en Córdoba, en la década del ´30 hubo una muy fuerte. El problema es que un fenómeno que es recurrente se vuelve más grave cuando la provincia no está preparada ambiental y socialmente”, dijo al respecto.
El desequilibrio entre producción y preservación es, según las dos organizaciones ambientalistas consultadas, el principal agravante de la escasez de lluvias en Córdoba.
Los miembros de Funam y de Wichán Ranquén coinciden en que el desmonte es la principal evidencia de esta situación, dada la importante función que cumple la vegetación en el clima y en los ecosistemas.
Como resultado de la expansión de la frontera agrícola, en el territorio provincial queda menos del 5% de la superficie de bosque nativo que existía originalmente. Mientras tanto, advirtió Montenegro, “para producir un kilogramo de poroto de soja tienen que pasar por la planta 1.500 litros de agua”.
“El desmonte es uno de los principales causantes de la sequía”, expresaron, en tanto, desde Wichán Ranquén.Y retomando al filósofo y agricultor Masanobu Fukuoka, indicaron que si existe vegetación el vapor sube desde el suelo, se condensa en las nubes y vuelve a caer en forma de lluvia. Según explicaron, al existir tan escasa cantidad de bosques y plantas en nuestra región no existe la humedad suficiente para generar esa condensación.
De cualquier manera, recordaron: “Hay que tener en cuenta que en esta zona, la región del espinal, llueven desde 700 a 900 milímetros anuales, de por sí es una zona seca”. Pero añadieron que la ausencia de masa boscosa agrava esta característica.
En tanto, el biólogo explicó que en gran parte del sur cordobés existían no sólo árboles sino pastizales nativos. Al desaparecer estos ambientes de las cabeceras de las cuencas hídricas, que es donde se fabrica el agua, el funcionamiento de los ríos comienza a resentirse.
“El otro problema es que el agua también está contenida en el suelo”, añadió. Y explicó que en las llanuras la extracción de las especies nativas hace que el líquido deje de conservarse en la tierra.
Políticas para el futuro
Según los especialistas, si no se toman medidas para revertir este desequilibrio ambiental los fenómenos climáticos como sequías o inundaciones serán mucho más intensos en los próximos años.
En este sentido, atribuyen el panorama actual a la ausencia de políticas adecuadas. De este modo, Montenegro hace hincapié en la necesidad de que exista una mayor resistencia social, es decir “que la sociedad también esté preparada para resistir mejor la sequía”.
Para ello serían necesarios organismos y políticas ambientales que protejan las cuencas y controlen el uso de los recursos hídricos, a fin de que a nivel público y privado se apliquen procedimientos para ahorrar agua.
En contraste, el profesional advirtió que en los últimos años en la provincia “ha crecido la urbanización de las zonas serranas, ha aumentado el consumo per cápita de agua y eso complica más el sistema”.
Desde Funam afirmaron que la situación empeora en el sur cordobés, dado que “ha sido uno de los sitios más maltratados de la provincia”, especialmente debido al desmonte.
Al respecto, también cuestionaron la actitud de los productores: “Si hay algo que era tradicional en el sur de Córdoba era que durante las épocas de sequía los alambrados avanzaban sobre zonas de inundaciones y después, cuando se inundaban los campos, se pedía inmediatamente la ayuda del Estado”.
A su vez, el titular de la fundación alertó: “Córdoba es una provincia ambientalmente destruida, donde lamentablemente, como tenemos funcionarios y sobre todo gobernadores que son analfabetos ambientales, a largo plazo el precio que se paga es muy alto”.
Las organizaciones afirman que para evitar situaciones más dramáticas en los próximos años los gobiernos deben realizar programas para detener el desmonte y fomentar la recuperación de los ambientes nativos.
“Hoy una de las soluciones es que los estados municipal, provincial y nacional se hagan cargo de reforestar con nativas por lo menos todas las márgenes de los ríos y los lugares públicos, generar reservas naturales en donde se pueda desarrollar el bosque nativo sin que interfiera la mano del hombre. Es un proyecto a largo plazo”, dijo un miembro de Wichán Ranquén.
Sin embargo, Montenegro consideró que la intención del gobierno provincial actual es “seguir aumentando las áreas de producción y manteniendo una ley de desmonte”. Y opinó: “La gestión de José Manuel de la Sota está haciendo una contribución espectacularmente fuerte para que las crisis ambientales sean cada vez más graves”.
Ante las consecuencias de la sequía actual y los peligros que implica no tomar medidas al respecto en el mediano y largo plazo, el presidente de Funam concluyó que “mirar al cielo y atribuirle responsabilidad por la falta de lluvia es una irresponsabilidad con la que se tiene que seguir viviendo en esta provincia”.
Publicado en El Puntal de Río Cuarto
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