Jubilados: su vida en riesgo
La centralización del servicio de ambulancias, el recorte del horario de atención de los médicos, las llamadas de emergencia convertidas en un “call center”, tercerización del servicio de ambulancias, son algunas de las denuncias de los médicos de la guardia del PAMI, la obra social que atiende a los jubilados.
por Fabiana Arencibia
Otra vez la guardia médica del PAMI está en peligro. Así lo denuncian los médicos que trabajan en ella, tratando por todos los medios que esto se sepa.
Sus denuncias, no tomadas por los medios que reciben cuantiosas sumas en publicidad por parte del organismo, dan cuenta de que el actual interventor Luciano Di Cesare ha recorrido un camino de “privatización de los servicios propios de emergencia del PAMI”, perpetrando un “negociado escandaloso que pone en peligro la vida de los jubilados”.
El PAMI, la obra social que atiende a los jubilados, cumplió el 13 de mayo pasado 40 años de vida y casi en su totalidad ha estado intervenida por los gobiernos de turno. Intentos de cambios en la composición de su directorio apuntan a que no sea un ente público-tal como se estableció en su nacimiento- sino uno estatal. “Queda claro que se pretende legalizar la estatización del PAMI, que viene siendo durante su existencia caja de los gobiernos de turno ejercidas a través de 20 intervenciones desde su fundación. Es decir que se privilegia que sea dirigido por funcionarios elegidos por el gobierno de turno y por la CGT, en lugar de propiciar que los representantes de los dueños del PAMI, trabajadores activos por un lado y trabajadores jubilados por el otro, sean elegidos por elección directa y secreta de cada sector”, afirma la Mesa Coordinadora Nacional de Jubilados y Pensionados.
Debe ser porque sus cuantiosos recursos, provenientes de un aporte que se retiene sobre los sueldos de todos los trabajadores en relación de dependencia y de los mismos jubilados, la colocan como la obra social que más recauda. PAMI tiene más de 4 millones de afilados.
La guardia del PAMI, o las ambulancias del PAMI como la llaman los jubilados, funcionaba descentralizada en cuatro zonas de la ciudad y el conurbano bonaerense: Capital Federal, San Martín (zona norte), Lomas de Zamora (zona sur) y Morón (zona oeste). Esto hacía que ante una emergencia existieran varios puntos estratégicos para llegar rápidamente al lugar de atención.
Di Cesare terminó lo que sus antecesores solo habían logrado en parte: desarticular esta estructura y centralizarla en un solo punto de la Capital Federal. Pero hizo mucho más que eso. Las llamadas de los jubilados siempre fueron atendidas por médicos que podían evaluar si se trataba de una emergencia que requería mandar rápidamente una ambulancia o podía solucionarse recetando algún medicamento. Di Cesare convirtió las antiguas Mesas de Coordinación (encargadas de ello) en verdaderos call centers como los que venden productos o prestan servicios comerciales. Los médicos que quedaron en esa área, trabajan en pequeños espacios en forma de cubículos.
Pero además la Jefatura de Guardia contrató empleados no médicos como telefonistas, a los que se les dio un curso con un listado de preguntas que deben hacerles a los abuelos o familiares y, en base a las respuestas, decidir si la llamada constituye o no una emergencia. Uno de los médicos denunció que este “call center inteligente” le cuesta al PAMI 70 mil pesos mensuales (1).
Respecto a las ambulancias, Di Cesare aumentó los contratos de servicios privados de ambulancias para reemplazar al servicio propio que tiene el PAMI y que se ha ido deteriorando por falta de mantenimiento. “El 80 por ciento de los servicios de emergencia son realizados por desconocidas empresas de ambulancia que nadie audita, cobran cifras asombrosas y dan un servicio deficiente a los jubilados”, aseguran los profesionales (2).
Otra maniobra de la intervención consistió en modificar el régimen horario de los médicos de ambulancia para no tener que pagarles jornada completa. En 2010, dicen, tenían un régimen horario de dos guardias semanales que totalizaban las 96 horas mensuales. Según dice la Ley de Contrato de Trabajo (art.92 ter), si la jornada pactada supera los dos tercios de la jornada habitual de la actividad (el resto del Instituto trabaja en jornada completa 140 horas mensuales, por lo que los dos tercios serían 93 horas), el empleador deberá abonar la remuneración correspondiente a un trabajador de jornada completa. Ante el reclamo de los médicos, la intervención redujo de 96 a 93 la carga horaria para no pagarles sueldo completo (3).
Los médicos denuncian hoy situaciones de aprietes, calificaciones de “zurditos”, amenazas de quitarles sus funciones a todos los que se oponen a estas nuevas modalidades de trabajo, establecidas por la resoluciones 369/11 y 397/11. Pero además dicen que este nuevo esquema es imposible de cumplir sin que queden guardias cortadas.
Al PAMI se le provocó esta grave silenciada: sanatorios de pésima calidad, turnos que nunca llegan (los abuelos se mueren antes), médicos de cabecera saturados de pacientes, un sistema de guardia con profesionales que atendían las 24 horas a llamadas de auxilio que fueron reemplazados por operadores de call center, ambulancias sin mantenimiento, jornadas cortadas para no abonar los salarios que establece la ley, falta de medicamentos para las emergencias.
“El grave conflicto sigue abierto y en esta iniciativa de la Dirección del PAMI se pone en juego, ni más ni menos, que la vida de nuestros ancianos”, advierten los médicos de la obra social de los jubilados.
gentileza Red Eco
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