lunes, 28 de mayo de 2012

Persecución gremial en INTA
Guillermo Ramisch participó activamente en la formación y el desarrollo de organizaciones campesinas y de trabajadores técnicos rurales. Aprovechándose de su situación de contratado intentaron echarlo, luego -por medio de la lucha de ATE y de organizaciones campesinas- se lo reincorpora, pero se le da un traslado a Jujuy y desde hace un año y medio a Ituzaingó, Corrientes. Su familia vive en Bernardo de Irigoyen, Misiones, donde él trabajaba. Un verdadero caso de abuso laboral e impunidad. Por Corresponsal Popular.

Corresponsal Popular: ¿Guillermo, cómo te insertaste en el INTA y cuál era tu relación laboral?

- Guillermo Ramisch: En noviembre de 2003 me presenté a un concurso de INTA y ahí se me propone ir a vivir a Misiones contratado y se me dan a elegir dos lugares para asentarme: Puerto Rico y Bernardo de Irigoyen. Elegí este ultimo por la mayor cantidad de productores y por los altos niveles de pobreza, aunque era más complicado para vivir por la falta de servicios e infraestructura. Pero yo venía de trabajar en Jujuy junto a comunidades campesinas en la Puna y no me preocupaba tanto el lugar sino el trabajo a realizar. Había a aprendido en el trabajo junto a movimientos sociales y ONGs, a vincular lo social con lo productivo y pensaba que podía aportar en el INTA. De hecho, el INTA sumó gran cantidad de técnicos con estas capacidades en distintos puntos del país, planteando la idea de generar un agro “grande” que incluya a los campesinos y los sectores de la agricultura familiar. Incluso el INTA propuso trabajar con la perspectiva de la “equidad social” y fue más lejos aún cuando bajo la gestión del Ingeniero Cheppi como presidente, llamó a “empoderar” a los sectores más vulnerables. Empoderar quiere decir, sencillamente, promover la voz de los que no tienen voz, promover la acción de los que están inmovilizados.

- ¿Y qué trabajo concreto hacías en el INTA?

- Junto a otros técnicos del INTA y de distintas instituciones, llevamos adelante un proceso de desarrollo organizativo y económico productivo que desembocó en la emergencia de organizaciones como son la Unión de Trabajadores Rurales del Nordeste Misionero y la Cooperativa Unión de la Frontera. Desarrollamos una enormidad de proyectos que van desde apoyo al autoconsumo de las familias hasta la mejora en la producción y la comercialización. Hoy la organización cuenta con sede, camionetas, transporta sus productos a varios mercados, etc. Cuenta con una escuela de formación de dirigentes, con la provisión de servicios a sus asociados, etc. Es paradójico, porque el proceso fue elegido por un organismo internacional prestigioso junto a 10 experiencias más para ser estudiadas y difundidas en el país y en Latinoamérica. Logramos enlazar a más de 450 familias en este proceso. Por otro lado, articulamos el proceso regional de trabajo con organizaciones y cooperativas provinciales de cara a avanzar en la constitución de un poder para este sector. Siempre hablo desde adentro del proceso del que trabajamos. Me hago cargo de todo lo que hicimos. Esa separación entre técnicos y productores muchas veces sirve para hacerse cargo de lo positivo y dejarles a los productores el costo de las cosas que no salen o son más arriesgadas. Por esto también nos organizamos como trabajadores técnicos rurales.

- ¿Y por qué intentaron echarte?

- Aún no sé exactamente cuál fue el detonante. Se han dicho tantas cosas, se han dicho tantas, pero tantas mentiras... De mí habla gente que ni conozco y que ni siquiera pisó Bernardo de Irigoyen. El 5 de diciembre de 2008 se me comunica que no se me renovaría el contrato con el que venía trabajando desde principios de 2004 sin más argumentos que el de que esto es una decisión “institucional”. Se me dejó en la calle con mi mujer (estudiante de magisterio) y mis dos hijos de 4 y 8 años. Así el INTA me pagó el servicio de 5 años trabajo “militante”. Es evidente que el proceso organizativo, y su carácter independiente de distintas fuerzas políticas, atentó contra algunos intereses. Es importante tener en cuenta que en Misiones existen tremendas desigualdades sociales y la movilización de los sectores más pobres del agro asusta, es potencialmente “peligrosa”. Hay un dato que no es menor para comprender este hecho tan arbitrario: en ese momento, la dirección nacional (nada más y nada menos) del INTA estaba en manos de un representante de Misiones. De ahí que con el apoyo de Buenos Aires, se haya creído que tenían los resortes para la impunidad.

- Pero te reincorporaron, ¿cómo lo lograron?

- Fueron totalmente duros e inflexibles. Ni siquiera me concedieron tres meses para buscarme otro trabajo. Fue esta dureza la que generó, inmediatamente, una respuesta muy amplia de solidaridad y de lucha por parte del gremio en el que estoy inserto que es ATE y de las organizaciones campesinas con las que trabajaba. Se hicieron reclamos en Bernardo de Irigoyen, en Posadas y viajamos a Buenos Aires para realizar las gestiones allá. Producto de la movilización y la solidaridad de quienes nos acompañaron a las puertas del INTA en Buenos Aires logramos mi reincorporación. Aunque sufrimos una salvaje represión y el encarcelamiento de 7 compañeros.

- ¿Por qué te tuviste que ir a Jujuy?

- Porque negaron el acta acuerdo de mi reincorporación que firmamos dejándome nuevamente en la calle. Ahí teníamos dos caminos: o profundizar la lucha en Misiones o negociar un traslado. Nos inclinamos por esta última opción, buscando descomprimir el conflicto. Hubiéramos podido generar un hecho superior al de Buenos Aires, pero no estábamos dispuestos a más exposición con mi familia. De ahí que aceptamos la propuesta de ir para Jujuy mientras buscábamos recomponer la situación mediante el diálogo para volver a Misiones. Lo gracioso es que en Jujuy, gané un concurso, pasé a la planta no permanente y saqué uno de los mayores puntajes como trabajador en la evaluación. Lo que muestra que el INTA es algo grande y posee mucha heterogeneidad en su interior.

- ¿Y cómo es tu situación ahora, qué estás pidiendo y qué pide ATE?

- Y bueno, al poco de estar en Jujuy mi familia vuelve para trabajar en la zona pues mi compañera quedó desocupada allá. Estuve más de la mitad del 2010 casi sin ver a mi familia. Ahí comenzamos con el reclamo de reubicación en mi puesto de trabajo en Bernardo de Irigoyen. A fines de 2010, obtuvimos un pase a la localidad de Ituzaingó, desde donde viajo semanalmente hasta mi casa en Bernardo de Irigoyen. Todas las semanas hago 900 km entre ida y vuelta. Desde hace ya casi dos años. A fin de este año se cumplirán 4 años del conflicto y el INTA sigue con una posición durísima, aunque sabemos que no es por parte de todos. No se puede creer, en plena democracia se mantiene a un técnico al que se intentó echarlo sin fundamentos, es decir, arbitrariamente, privado de su derecho más elemental que es el de vivir con su familia. Y hay que decirlo, esto es producto de la precarización y flexibilidad laboral. Un técnico de planta para ser exonerado, debe ser evaluado mediante un proceso sumarial. Un contratado, no. De ahí que un simple acuerdo entre uno o dos directores pueda dejar en la calle cualquier contratado ¡Y aquellos que me intentaron dejar en la calle se enojan con ATE! ¿Qué era lo que debía ser un gremio que defiende a los trabajadores y lucha contra estas formas de flexibilización ante un despido injustificado? Nada más y nada menos que lo que hizo. Luchar por el trabajador.

- ¿Y cómo ves el desenlace?


- Estamos sosteniendo un diálogo desde hace 4 años. Hemos recolectado nuevamente mucho apoyo del sector gremial y del de pequeños productores. Incluso de algunos sectores políticos. El tema se está instalando ya en la dirección nacional de ATE y se está llevando a la CTA nacional. Las organizaciones no logran entender por qué no se vehiculiza el traslado y se le pone fin al problema. ¡¿Por qué tanto ensañamiento?! Hasta hace poco flaqueaba en esta lucha, pero ahora ya ni loco la abandono. Pasó mucho tiempo, mucho sacrificio. Muchos días de tristeza. Las arbitrariedades en INTA se tienen que acabar. Si esta lucha suma un grano de arena para esto, en buena hora. Por otro lado, supongamos incluso que hubiera merecido un castigo: ¿no es suficiente con estos dos años y medio en los que me mantiene separado de mi familia? Desde aquí pido a la institución ponerle fin a este conflicto otorgándome el derecho a la unidad familiar, consagrado en el convenio colectivo de trabajo que los trabajadores hemos conquistado ya en el siglo pasado. Veo el desenlace cercano y tengo ganas que sea mediante el diálogo, pero somos concientes que ante la inflexibilidad, esta etapa se está cerrando.

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