La participación popular también construye soberanía
por Hugo Godoy
Como no podía ser de otra manera, la expropiación del 51% de las acciones de YPF Repsol -la recuperación de una parte del patrimonio nacional que fue enajenado a través de una estafa a la que se le llamó privatización-, es el tema que sigue cubriendo las páginas de los diarios y revistas, y los minutos de aire de televisión y radio.
Y es natural que así suceda, porque esta medida es el producto de que el pueblo argentino, y principalmente los trabajadores, a través de años hemos sabido mantener muy alto el reclamo de la recuperación. Como mantuvimos en alto, fundamentalmente a través de los jubilados, el reclamo para terminar con las AFJP. O como seguimos manteniendo en alto la bandera para que se termine con el negocio de la salud de los trabajadores, el negocio de los accidentes de trabajo que es el negocio de las ART.
Es en este marco que los trabajadores sostenemos, muy firmemente, que la expropiación del 51% de las acciones de Repsol es un paso hacia la recuperación plena del 100% de esta empresa, la recuperación plena del control de la política petrolífera, gasífera y de hidrocarburos, para terminar con el control sobre este insumo fundamental y sobre el derecho a la energía que siguen manteniendo en términos mayoritarios las empresas multinacionales en nuestro país.
Lamentablemente, en el marco de este debate, la presidenta de la Nación (que no da puntada sin hilo), ha introducido de manera subrepticia el reclamo para que se terminen las acciones de protesta en las calles, por las distintas razones que siguen pendientes de resolución en nuestra Argentina.
Como lo dijimos en anteriores columnas, la palabra presidencial no es una palabra que no produzca ecos. Ya lo hablamos cuando denunciamos el atentado a los trabajadores docentes en Catamarca, que fue una situación posterior a sus declaraciones de descalificación a la legítima lucha de los trabajadores docentes a escala nacional por parte de la presidenta.
Por lo tanto no es casualidad que, posteriormente a este discurso presidencial, los trabajadores estatales en Chubut hayan sido brutalmente apaleados por la policía de esa provincia. O que en los primeros días de esta semana, las asambleas de los trabajadores judiciales en la provincia de Buenos Aires hayan sesionado rodeados de una masiva presencia intimidatoria y represiva por parte de la policía de la provincia de Bs As.
Y estos temas que no son casuales necesariamente deben también ser parte del debate nacional. Nosotros seguimos afirmando que unos de los datos fundamentales de este año, junto con este anuncio de expropiación de una parte de YPF, fue la pueblada con que amaneció el año 2012 en Famatina. Porque además de la voluntad y decisión de ese pueblo de impedir el saqueo y la contaminación que las empresas multinacionales imponen sobre los recursos naturales y las economías regionales de los pueblos en nuestra cordillera, a través de la mega minería a cielo abierto, lo que se demostraba en esa acción del pueblo de Famatina es la voluntad de nuestro pueblo de avanzar en un nuevo modelo de democracia.
Hay que profundizar el debate en todos los órdenes de la vida de nuestra nación. Para avanzar en la soberanía nacional es imprescindible avanzar en la soberanía popular, y esto requiere el pueblo en las calles. Requiere el ágora, requiere el debate abierto, la apertura del Estado a nuevas formas de participación popular en estos debates, porque ya hace tiempo que nuestro pueblo rechaza el concepto demo liberal de que no delibera ni gobierna sino sólo a través de sus representantes.
Porque está claro que mucho de los representantes elegidos a través del voto popular, después convierten ese respaldo en la supuesta legitimidad para aplicar ajustes o aplicar la represión a quienes demandan con justicia, cuando no para seguir poniendo límites al necesario proceso de recuperación de todo lo perdido en los años ’90. O poner freno al fortalecimiento del Estado, para que no solamente garantice la justicia y la equidad en la distribución de la riqueza, la Educación, la Salud, la Justicia, sino que intervenga activamente en la vida económica de nuestro país y controle los recursos estratégicos.
La única manera de que el Estado garantice efectivamente la soberanía nacional, es a través de mecanismos de participación directa de nuestro pueblo en el control de estas formas de intervención estatal en la vida económica y social de nuestro país.
Nos acercamos al 1º de mayo. Un día de conmemoración y de todas las reivindicaciones que venimos sosteniendo como clase trabajadora organizada a través del tiempo. No podemos olvidar que la conmemoración de esta fecha es en homenaje a los trabajadores que fueron ahorcados por el gobierno de Estados unidos por reclamar el derecho a 8 horas de trabajo, y que de alguna manera en cada 1º de mayo seguimos haciendo confluir todas las demandas para que los trabajadores no solamente seamos generadores de la riqueza, sino también portadores de una capacidad para defender nuestros de derechos y los del conjunto del pueblo del que somos parte.
En este 1º de Mayo los trabajadores seguimos sosteniendo que el derecho a condiciones dignas de trabajo, el derecho a 8 horas con salarios que nos permitan sostener y proyectar la vida de nuestras familias, está indisolublemente ligado a la libertad y la democracia sindical. Y que estos derechos son imposibles de llevarse adelante sino es en el marco de una democracia más plena, más participativa, y una nación plenamente soberana y libre.
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