viernes, 18 de mayo de 2012

El Impenetrable: El monte al paredón

por CENM

La actividad productiva viene degradando intensamente el ecosistema chaqueño. Cada vez son más visibles las consecuencias sociales, sanitarias y ambientales que deriva de la agriculturización, de la ganaderización y de la pampeanización de nuestro sistema. Chaco se convirtió en un territorio offshore. Los controles son solamente aparentes, muy débiles o infructuosos. La burocracia y la corrupción hacen estragos.

Es probable que estemos en vísperas de que se profundice la degradación extrema del ecosistema en mano de intereses económicos muy precisos y concentrados. Parecería que van por todos lo montes, hasta terminar. La producción primaria, destinada a generar ganancias en gran escala para beneficiar a muy pocos grupos económicos o empresas, se ha instalado en la propia estructura del Estado, a tal punto que manejan programas y decisiones. Negocian en el mercado subterráneo de la impunidad o de la reducción de los valores de las multas impuestas en las pocas ocasiones en que se labran las infracciones. Están perfectamente organizados, como una gran comercializadora de los recursos naturales para el aprovechamiento forestal de la madera o, directamente para desmontar y hacer chacras.

La mayoría de los emprendimientos silvopastoriles no tienen el objetivo anunciado. Gran parte de las superficies autorizadas se destinan a la agricultura. Tienen como objetivo final "hacer chacras". Se asocian a tales propósitos los planes que se implementan con el propósito de lograr un cambio de uso del suelo donde primeramente se llevó adelante el silvopastoril o los planes de aprovechamientos de uso de los suelos originariamente silvopastoriles o forestales. Para comprender verdaderamente lo que está sucediendo en Chaco, se debe sumar a la expansión de la frontera ganadera la ampliación de la frontera agrícola. Se multiplican los desmontes y los aprovechamientos forestales en Chaco. Atravesamos una etapa de máxima intensidad en ambas actividades. Una especie de laissez faire del subdesarrollo, con punto de inflexión en la forma de gobernar de Capitanich.

Peligra la sustentabilidad en El Impenetrable


Cuando intervenimos en un ecosistema como El Impenetrable deberíamos respetar tres principios básicos que garantizan su sustentabilidad y continuidad. Estos principios son de estabilidad, biodiversidad y renovabilidad, de tal manera que las actividades productivas deben ser amigables y compatibles con la conservación y el mejoramiento de las riquezas naturales y de las cualidades físicas y biológicas del ecosistema local. Cualquier tipo de producción que se encare en este ambiente debe armonizar producciones sustentables, en lo biológico y en lo económico, manteniendo la estabilidad del ecosistema. Se debería preservar la cobertura vegetal permanente, el agua y el suelo para –de ese modo- proteger los microorganismos y la generación de materia orgánica indispensable para mantener la estabilidad y favorecer el almacenamiento del agua, de manera que la actividad en el suelo no decaiga hasta desaparecer. En definitiva, la estructura productiva debe ser capaz de mantener un consorcio de especies que estabilice una dinámica de formas, un reciclaje de nutrientes y un equilibrio hídrico y energético análogo a la vegetación original del ecosistema. Lamentablemente, se hace todo lo contrario en El Impenetrable, auspiciado por las anteriores y la actual administración de gobierno que desbarataron todo el sistema de control y de fiscalización que el Estado tenía. Se deja hacer y se deja pasar todo o casi todo.

Desmontan en El Impenetrable

Detectamos varios desmontes. Uno de ellos es de extraordinarias proporciones, de más de 1500 ha., autorizado en el marco del plan de aprovechamiento del uso de suelo que puso en vigencia la Dirección de Bosques, precedido de un permiso silvopastoril, en el que claramente queda expuesto como funciona el sistema y los protagonistas de estas situaciones, destacándose los trámites y las autorizaciones iniciados por los mismos ingenieros de siempre, en las actividades pública y privada, que figuran como responsables para desmontar en las zonas amarillas. Siempre son los mismos técnicos que funcionan beneficiados por los avatares de la burocracia y de la corrupción o por el desvergonzado tráfico de influencias. No obstante ello, el gobierno niega que se desmonta o se explota forestalmente en El Impenetrable. Sin embargo, los desmontes ficticiamente legales o directamente clandestinos se multiplican en esa gran región.

En el Paraje “El Paredón”, ubicado al norte de Miraflores, a 20 kilómetros de la Picada 82, existe un gran desmonte recientemente realizado. Las coordenadas son las siguientes: latitud sur 25º 25`45.0” y longitud oeste 061º 11` 38.4”. Tiene un frente de 1.300 metros y 1.500/2000 metros de fondo, aproximadamente. Por sus características, los restos serán quemados en el invierno para “hacer chacra” dado que enfrente y al lado existen dos campos cultivados con soja para ser cosechadas a pesar de que por ser zona amarilla está prohibida la agricultura en la región. El Estado permite esta violación tan visible, por lo que debemos entender que auspicia o permite el ecocidio en marcha dado que facilita el deterioro y la degradación del ambiente y de la biodiversidad, que en su extremo de máxima intensidad puede poner en peligro la existencia humana y de las restantes especies.

“El Paredón” es muy conocido porque en el cruce de las dos picadas allí existentes se levantó un enorme mural con la leyenda “Naturaleza Tierra Argentina”, donde también se desmontó el año pasado y que al quemarse los restos forestales arrastró la cortina vegetal que se intentó preservar a lo largo de la picada. De los testimonios de los pobladores rescatamos que no pudieron respirar por varios días. El desmonte actual se ha efectuado en el campo ubicado frente al gran mural. El cartel existente en el esquinero refiere la autorización dada por la Dirección de Bosques para efectuar un deslinde tramitado por uno de los técnicos serviciales del sistema. El propietario desmontó y topó más de 300 hectáreas de monte y de fachinales con varias topadoras a pesar de que solamente se había autorizado un deslinde, lo que significa que podían talar los árboles que se interpusieran en la traza marcaría del límite del predio donde estaba el alambrado perimetral.

Ecocidio en marcha

Los desmontes, la soja, los silvopastoriles y las explotaciones forestales ponen en riesgo o directamente dañan la estabilidad ambiental en El Impenetrable. En esta área, declarada Categoría II (amarilla) por la ley de ordenamiento territorial de bosques, predominan los suelos arenosos o limosos, cuyas texturas pudimos confirmar en el lugar y que se caracteriza por su mayor susceptibilidad a la pérdida de suelos por erosión hídrica y eólica.

Los desmontes se llevan adelante a pesar del déficit hídrico permanente de la región. Todos los estudios realizados conducen a declarar a la zona de alto riesgo agroclimático. La evapotranspiración, que es la sumatoria de las pérdidas de agua en el suelo y en las plantas en forma de vapor, es potenciada por las altas temperaturas de la zona, que dan como resultado el referido déficit hídrico. A pesar de la extrema degradación del ecosistema, a fines del año pasado el INTA presentó una soja capaz de ser cultivada en zonas marginales o con déficit hídrico, sin tener en cuenta el impacto que producirá esta agricultura en estos tipos de suelos, conocidos como sueltos, en un ambiente con altas temperatura y lluvias torrenciales concentradas en cortos periodos, que favorecen la pérdida rápida de materia orgánica (minerales), dejando totalmente desprotegido al suelo. Bajo este esquema, estamos condenados a la desertización. Ya no se puede negar que se organizaron para el ecocidio.

CENM: Centro de Estudios Nelson Mandela

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