1. El dolarazo
“Que esperen otro gobierno quienes quieren ganar plata con una devaluación”, dijo Cristina Kirchner en la campaña para las elecciones de octubre. Luego de la derrota electoral, nombró ministro de Economía a Kicillof. El día que asumió Kicillof, 20/11, el dólar estaba a $6,04, y ahora a $8,06 (27/1): el peso se devaluó un 33% para las personas que lo compren, lo depositen en un banco por un año, y tengan la suerte de que no inventen un “corralito”. Si lo llevan a su casa pagarán $9,67: una devaluación del 54,5%, y dentro de un año le reconocerán $1,61 como pago al impuesto a las ganancias.
Le fue mejor a los especuladores financieros y los monopolios que se manejan con el dólar “contado con liqui”. Ellos compran acciones en la Argentina de empresas que también cotizan en la Bolsa de Nueva York, transfieren esas acciones a Estados Unidos, las venden allá, y les acreditan los dólares en sus cuentas en el extranjero. A ellos, el dólar les costaba $8,95 el día que asumió Kicillof, y ahora les cuesta $11, es decir que tuvieron una devaluación de solo el 23%.
2. Dependencia, sumisión nacional e inflación
El gobierno mintió cuando dijo que no iba a devaluar, y vuelve a mentir ahora al decir que el dolarazo no provoca una trepada de la inflación.
La profundización de la dependencia argentina con la política kirchnerista, llevó a la destrucción de ramas enteras de la industria (máquinas herramientas, material ferroviario, textiles, etc.), que fueron reemplazadas por importaciones de China, Brasil, Estados Unidos y Europa. Otras fábricas son simples armaderos que importan los componentes de su producción, los ensamblan, y los venden como “nacionales”. Así, son importados el 70% de las autopartes, casi el 100% de los electrónicos, etc. En gran parte de las cadenas de producción, son importadas la mayor parte de las máquinas que fabrican, ensamblan, empaquetan o transportan a la inmensa mayoría de los productos; otras son ensambladas en Argentina con su mayor parte de componentes importados. Muchas empresas están endeudadas en dólares.
No pocas provincias están endeudadas en dólares, que pagarán más caros. El Estado Nacional, gana por el lado del aumento de la recaudación de impuestos, y por el otro lado, deberá gastar más pesos para comprar energía, y para seguir pagando la deuda externa.
Así, la dependencia y desindustrialización, profundizadas por “el modelo K”, lleva a que el dolarazo provoque otro salto en el aumento de prácticamente todos los productos que consume el pueblo, después de la trepada del 20% que se calcula que subieron en los últimos 100 días.
3. Hachazo
El dolarazo es un hachazo a los salarios, jubilaciones y planes sociales. Es parte del ajuste gubernamental. La clave para completar ese ajustazo, es que los salarios, jubilaciones y planes sociales pierdan la carrera con la inflación. Por eso, Kicillof pregona aumentos en las paritarias del 15 al 20%, cuando la carestía ya dejó atrás los aumentos del año pasado, y va para más del 40%. Se habla de un aumento, decretado por el gobierno, muy por debajo de la inflación, probablemente unido a postergar las paritarias.
Cómo se ha visto con Chevron, Milani, la negociación de la deuda de la dictadura con el Club de París, el pago de indemnización a Repsol, y ahora el dolarazo, Cristina Kirchner, Kicillof y Capitanich no le hacen asco a nada…, a nada que le haga pagar la inflación y la crisis al pueblo, arrodillando a la Nación.
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