Vuelven las empresas recuperadas
por Cecilia Toledo
En época de crisis, obreros reabrieron las puertas de muchas industrias declaradas en quiebra para no quedar en la calle. Hoy, varias empresas se encuentran sacudidas por los problemas financieros y, como durante 2001, reaparece el fantasma del cierre. “Para nosotros la recuperación es un fenómeno que vino para quedarse, porque el pleno empleo no vuelve más”, aseguró Mario Barrios, secretario General de ANTA y miembro de la Mesa Nacional de la Central de Trabajadores de la Argentina, con un dejo de melancolía, pero con la fortaleza suficiente como para reconocerlo.
El tema de las fábricas recuperadas volvió a la “agenda de los medios”. Y es que en época de crisis, cuando las amenazas de cierre son constantes, y los cimbronazos económicos llenan de incertidumbre a los trabajadores, el fantasma del cierre resurge y con él, la desesperación de quedar en la calle.
De hecho, esta semana, organizaciones barriales, de desocupados y cooperativas de trabajo hicieron una manifestación por la 9 de julio para repudiar “el desalojo de fábricas, centros sociales y comunitarios”, y expresar la “defensa a las empresas recuperadas y autogestionadas por sus trabajadores”.
Hoy ya no es descabellado pensar en el cierre y posterior toma de empresas para reabrirlas, porque los casos de recuperación surgieron en épocas de profundas crisis.
Los recuperados
Mario Barrios es secretario general de la Asociación Nacional de Trabajadores Autogestionados (ANTA-CTA) e integrante de la Mesa Nacional de la Central, y además está en el grupo de los “recuperados”, porque forma parte de una industria autogestionada. Barrios se volcó al cooperativismo cuando la empresa para la que había trabajado 18 años (perteneciente al grupo Techint) cerró sus puertas.
Hoy, la asociación que dirige nuclea a 97 cooperativas de las 200 empresas recuperadas que hay en todo el país.
“El fenómeno de las fábricas recuperadas surgió con la crisis de 2001 y ahora se vuelve a dar con esta crisis, porque están cerrando muchas empresas, sobre todo textiles”, dijo como pronosticando un presente del que no todos están al tanto.
“Las empresas dejan de funcionar por decisiones patronales, cuando los dueños abandonan los lugares de trabajo. Pero de ahora en más todos los que quedemos en la calle vamos a tomar las industrias para ponerlas en funcionamiento otra vez”, aseguró Barrios, con la convicción de quien recuperó la dignidad del trabajo y no está dispuesto a perderlo.
Como muchas de las personas vinculadas a las cooperativas consultadas por Hoy, Barrios resaltó la necesidad de un marco jurídico que reglamente el trabajo.
Barrios comentó que el formato de cooperativa es el que adoptan para tener un marco legal, pero esa manera de trabajo le quita muchos beneficios, como aportes jubilatorios o facilidades que ofrece el Estado. “Le reclamamos al Gobierno que así como entregaron $ 600 por empleado a las empresas patronales-capitalistas, también nos den ese dinero a nosotros, que por estar dentro de las cooperativas se supone que no nos corresponde. Pero también lo necesitamos”, dijo Barrios.
ANTA nuclea, entre otras empresas, a Huesito Dulce -que produce elementos para mascotas-, Termofem -que son fabricantes de vidrios templados para cocina-, UFET -que se dedican al mantenimiento de suelos y parquización. “También trabajamos con BAEM, que es un policlínico de Rosario, donde trabajan 217 compañeros”, comentó Barrios, que de desempleado pasó a ser socio de una fábrica autogestionada y terminó organizando un movimiento cooperativista.
Papelera platense
A la vera del Camino Centenario, la tranquilidad con la que trabajan los operarios de la Papelera Unión Platense no se parece en nada al clima revuelto e incierto que reinaba cuando se produjo la toma, allá por 2001.
La ex papelera San Jorge fue tomada por sus trabajadores el 3 de abril, justo el Día del Papelero. Sus dueños habían decretado la quiebra y la desesperación por quedar en la calle hizo que los empleados organizaran una comida dentro de las instalaciones, donde ya no se escuchaba el ruido de las máquinas.
“Ese mismo día vino el dueño y nunca se imaginó que iba a ver gente acá dentro, pero el día anterior nosotros habíamos organizado todo”, relató Castro. Y continuó: “El domicilio legal de ellos era en capital, pero la papelera está en la Provincia, y la Policía de la ciudad no pudo entrar acá, porque era necesario la orden del juez, lo que para nosotros fue una ventaja”.
Una vez concretada la toma les esperaba algo también muy difícil: la puesta en marcha de toda esa industria, cuyo funcionamiento operativo conocían a la perfección, pero lo que les faltaba era la práctica administrativa de la empresa.
“Empezamos con el papel, que es lo que sabíamos hacer, y después nos metimos en el tema de la administración”, dijo Gustavo Castro. “Después vino el momento de insertarnos en el mercado, y eso también nos costó mucho, porque la papelera no había quedado bien parada, entonces había que explicarle a los clientes que la calidad del papel era la misma, porque los que lo producíamos seguíamos siendo los mismos”, relató Castro. Y agregó: “La crisis nos afecta. Han caído las ventas, no tanto la venta de papel higiénico, sino en la comercialización del papel onda”.
Una de las estrategias, aplicadas por la papelera, para hacer frente a las dificultades económicas es bajar los retiros, que son semanales y acordes a las horas trabajadas. Todos ganan lo mismo “porque todos ponemos todo para que esto funcione. Desde la persona que barre, el que maneja las máquinas, hasta el presidente”, aseguró Castro. Otra de las medidas aplicadas fue la reducción de los turnos, que en vez de doce horas pasaron a ser de ocho, y se puso en funcionamiento sólo una de las dos máquinas que tienen.
“Muchos comparan la crisis actual con la del 2001, y yo creo que los que dicen eso es porque no vivieron la anterior. Ahora hay una crisis y afecta, pero no es lo mismo”, reconoció Castro, a quien los años dedicados a la autogestión le enseñaron que “no es fácil manejar una empresa”, sin embargo habla con el orgullo de quien supo encarar un proyecto de vida que, de mero espectador, lo llevo a ser gestionador.
El aporte de la UNLP
La Universidad Nacional de La Plata (UNLP) fue pionera en el desarrollo del área de Extensión Universitaria, que representa la vinculación de la academia con la sociedad.
Es gracias a esa rama que Carlos Della Védova, decano de la Facultas de Ciencias Excatas de la UNLP, puede comentar la relación que existe entre la UNLP y la cooperativas de trabajo. “Trabajamos junto a las cooperativas a través de la rama de extensión universitaria. Tenemos conocimientos compartidos”.
En este sentido, relató que la unidad académica que él dirige, trabaja junto a la Unión de Papeleras platenses y a Futuro Ensenadense, una cooperativa del barrio Mosconi.
“En el caso de la ex papelera San Jorge, tuvimos un trabajo muy arduo, contribuimos con algunas partes del proceso”, aseguró Della Védova.
El decano , explicó además que “la idea de extensión es la vinculación con la sociedad para dar respuestas a los problemas que surgen y poder garantizar el cumplimiento de los derechos humanos básicos, como son la salud, el trabajo, la vivienda”.
Cuando se mete el Gobierno
Asegura el dicho: “A mar revuelto, ganancia de pescadores”, y así es como, en situaciones dramáticas, hay quienes sacan provecho de las desgracias ajenas.
Con el pretexto de reapertura de la papelera Massuh, el polémico Guillermo Moreno se entrometió en la recuperación de la fábrica quilmeña, que fue estatizada a fines de mayo pasado.
La reapertura de la industria que había cerrado sus puertas se hizo a través de un fideicomiso con fondos de la Anses, para enfrentar una deuda de 250 millones de pesos.
Luego de que los trabajadores de Massuh hicieran entrega de una carta explicándole el conflicto al secretario de comercio y al intendente de Quilmes, Moreno anunció la reapertura de la fábrica bajo el nombre de Planta Papelera Quilmes, y aseguraron que pasaría a ser conducida por un comité integrado por representantes del Estado y representantes de los trabajadores.
Sin embargo, y tal como informó Hoy en su edición de ayer, el funcionamiento duró poco. El juez en lo Contencioso Administrativo de La Plata, Luis Arias, ordenó la clausura preventiva por tiempo indeterminado de la planta papelera, por contaminar el medio ambiente y afectar a los vecinos de la zona del partido bonaerense de Quilmes.
El magistrado confirmó que “no se cumplió” un acuerdo firmado por las anteriores autoridades para sanear el daño ambiental provocado por su funcionamiento”. Un proyecto oficial más que quedó en la nada.
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