EN
TORNO A UN INFORME DEL GEENAP SOBRE LA DEUDA PÚBLICA.
Días
pasados la agencia Telam distribuyó una noticia relativa a la
reducción de la deuda pública según un Informe del Grupo de Estudio de Economía
Nacional y Popular (GEENaP).
La
nota, que se reproduce en la página web del GEENaP, correspondería a los datos
de su último informe – que es de Octubre 2013 – y toma por base los datos oficiales del
Ministerio de Economía (MECON) al 30.6 de este año.
El
propósito de este breve trabajo es señalar algunas omisiones, inexactitudes o
informaciones engañosas que surgen del citado informe en lo relativo a la Deuda Pública
Argentina.
EVOLUCIÓN
DEL STOCK DE LA DEUDA.
Al
asumir el gobierno Kirchner en 2003 la Deuda Pública en cabeza del Estado Central era de
unos 175.000 MD[1].
Durante la década completada en 2012 - según la presidenta Cristina Fernández
de Kirchner (CFK)[2]
– se pagaron 173.700 MD. Pero el stock de la deuda es actualmente de 207.600 MD
(al 30.6.2013).
El
saldo de la Deuda
Pública aumentó 14.600 MD en 2011 y 18.800 MD en 2012, para
2013 se previó originariamente un aumento de otros 10.800 MD y según el
Presupuesto aprobado para 2014 se prevé un nuevo aumento de 12.700 MD durante
el año que viene.
Por
ende, no es cierto que la
Argentina se esté des-endeudando.
DEUDA
EXTERNA PÚBLICA.
La
nota citada sobre el Informe del GENAaP se refiere sólo a la Deuda Externa del
Estado Central, mencionando su reducción con respecto al PBI.[3]
Allí
se dice que "la deuda nominada en dólares a diciembre de 2012 representó
solamente 13,7 por ciento del Producto Bruto", lo que equivalía a unos
60.200 MD, calculados sobre un PBI estimado a esa fecha de 440.000 MD.
A
este total corresponde sumarle 11.500 MD de Bonistas que no entraron en el
Megacanje Kirchner-Lavagna de 2005-2010, lo que elevaría el monto a 71.700 MD.
EL
ÍNDICE DEUDA/PBI.
La
presentación de cifras de la
Deuda Pública como porcentaje del PBI conlleva una forma
imprecisa y engañosa de la solvencia fiscal.
Las
autoridades se jactan de tener hoy una relación Deuda/Producto del orden del 44
% (al 30.6.2013) pero este indicador no refleja debidamente la verdadera
capacidad de repago del Estado:
1.
Como problema
técnico de concepto, el índice compara dos magnitudes de naturaleza diferente:
un numerador – la Deuda
– que constituye una obligación financiera cierta y con perfil de vencimientos determinado
contra un denominador – el PBI – que constituye una magnitud económica estimada
de la producción de bienes y servicios del país en un año.
2.
Dentro de su
forma de cálculo este índice no toma en cuenta una importante masa de Deuda no
Registrada que contiene obligaciones de pago concretas: fundamentalmente pago
de intereses futuros por 72.200 MD y pago de Cupones PBI por otros 15.000 MD.
Si se agrega este subtotal de 87.200 MD y la deuda con los Holdouts (11.500 MD),
que no está considerada, el ratio Deuda/PBI pasa al 65 % (295.000/450.000 MD).
3.
La aplicación
de la fórmula de cálculo es asimétrica: si se toma como denominador el PBI
Nacional en el numerador debiera computarse la Deuda también Nacional y no sólo la del Estado
Central, es decir, debe agregarse también la deuda de Provincias/Municipios,
empresas del Estado, Organismos Nacionales y Fondos Fiduciarios, la Deuda cuasi-fiscal del Banco
Central (BCRA) y las deudas por juicios contra el Estado con sentencia en
firme.
El
gobierno Kirchner no solo no toma sino que ni siquiera informa estos datos, de
los que apenas se conocen algunas cifras muy parciales y/o desactualizadas[4], pero es muy posible que, si se toman también
las deudas no registradas y las diversas deudas oficiales de todo el país el
coeficiente Deuda/PBI sea hoy del orden del 100 %.
Es
decir, que además de las reservas de concepto pueden añadirse las objeciones
específicas a la forma de cálculo del índice.[5]
CONCLUSIONES.
El
engañoso ratio Deuda/PBI – con o sin los vicios citados en la forma de
calcularlo – es parte de la metodología internacional fijada por el FMI y se
presenta normalmente como la principal variable de monitoreo seguida por el
establishment financiero internacional pese a que – como lo hemos explicado en
el punto 1 – el mismo no constituye un indicador confiable de la solvencia
fiscal.[6]
En
el caso argentino, durante la administración Kirchner se logró la reducción de
una parte significativa de la deuda en moneda extranjera que estaba en manos de
acreedores privados cancelando dichas obligaciones con Deuda intra-Estado
(fundamentalmente ANSES, BCRA, BNA y Agencias varias del Sector Público).
De
esta manera, el stock de la
Deuda Pública en su conjunto no bajó sino que las
obligaciones fueron traspasadas al propio Estado, con la importante
particularidad que esa deuda no tiene capacidad demostrada de repago.
Habiéndose
“desagotado” así una parte del endeudamiento externo con terceros ahora se
afianza nuevamente la idea de volver a tomar deuda en el mercado internacional
de capitales.
Es
el regreso a la idea neo-liberal de la
Deuda como forma de financiamiento estructural del Estado y a
la toma de obligaciones sin garantía de solvencia que luego revierten en una
retro-alimentación del sistema de Deuda Perpetua.[7]
El
cable de Telam sobre el informe del GEENaP remarca justamente que la aducida
disminución de la Deuda
Externa Pública “permite pensar en un nuevo esquema de
financiamiento externo”.[8]
Este
planteo está en línea con la Hoja
de Ruta Boudou - que se encuentra en curso - que contempla liquidar el problema
de los juicios de holdouts/arbitrajes ante el CIADI con nuevos bonos y llegar a
un arreglo de la Deuda
Externa con los países del Club de París para poder retornar
al Mercado, esto es, para volver a endeudarse.-
Lic.
Héctor L GIULIANO
Buenos
Aires, 23.12.2013
Archivo:
GIULIANO ARTICULO 2013 12 23 DP Y GEENAP
NOTAS:
[1] Las abreviaturas MD/M$ corresponden a Millones de
Dólares/Pesos respectivamente y están expresadas siempre con redondeo, por lo
que puede haber mínimas diferencias entre totales y sumatoria de términos.
[2] En su discurso
del 26.8.2013, CFK dijo que el gobierno había pagado 173.700 MD en el decenio.
Las autoridades no han suministrado ninguna información desagregada sobre esta
cifra, aunque se supone que incluye pagos por intereses y cupones PBI pero
también amortizaciones de capital que fueron canceladas con nueva deuda
(fundamentalmente con Deuda intra-Estado).
[3] A los fines del presente artículo se usan
indistintamente las abreviaturas PBI o PIB para indicar Producto Interno Bruto.
[4] Una reconstrucción parcial de estas deudas sólo se
tiene para el BCRA (unos 25.000 MD al 30.11.2013) y para el conjunto de las
Provincias (unos 30.000 MD al 31.12.2012), tratándose en ambos casos de deudas
en pesos y en moneda extranjera.
Aproximadamente el 50 % de la
Deuda consolidada de las Provincias está contraída con el
Gobierno Nacional.
No se tiene, en cambio, referencia alguna sobre el total de la Deuda Pública
Indirecta - Empresas del Estado, Organismos Nacionales y Fondos Fiduciarios –
que pudieran constituir el “agujero negro” de la deuda pública no sumada a la
deuda del Estado Central.
[5] Cabe agregar aquí una observación muy importante planteada
por Javier Llorens, de Córdoba, que tiene particular relevancia en el actual
caso argentino y es el problema del PBI Aparente, esto es, la distorsión del
quantum del Producto derivado del retraso cambiario: porque el PBI, calculado a
precios corrientes, resulta obviamente
más alto cuando se lo convierte a dólares al tipo de cambio oficial - que conlleva un fuerte atraso cambiario - y
consecuentemente el ratio Deuda/PBI resulta artificialmente más bajo.
[6] Ejemplo: cuando la Argentina entró en
cesación de pagos en Diciembre de 2001 el coeficiente Deuda/PBI era de “sólo”
un 54 % del PBI (145.000/270.000 MD).
[7] El concepto de Deuda Perpetua deriva de la
contracción de obligaciones que luego, al no poder ser pagadas, tienen que ser
inexorablemente refinanciadas en forma constante, como ocurre con los Bonos del
Estado y las deudas con los Organismos Financieros Internacionales (Banco
Mundial, BID y CAF).
[8] El párrafo completo dice: "ello permite pensar
en un nuevo esquema de financiamiento externo orientado hacia el desarrollo
productivo de sectores estratégicos de la economía nacional, y no a la
valorización financiera".
Por un lado, no se entiende que significa tomar deuda para “la
valorización financiera”: todas las reestructuraciones de Deuda – incluso la
actualmente en curso por la administración Kirchner – fueron siempre
presentadas a la opinión pública como formas de refinanciación convenientes y
exitosas pero luego fracasaron porque no se pudieron pagar con recursos
normales, como el caso del Megacanje 2005-2010.
Por otro lado, la idea de financiamiento externo para proyectos
productivos – aún en la hipótesis de casos excepcionales y fundadamente
demostrados en su capacidad de repago - suena siempre muy bien para los
anuncios oficiales pero luego – como regla histórica de cumplimiento invariable
hasta la fecha – terminan siendo el argumento para endeudar al país en
proyectos tan cuestionables en cuanto al destino de los fondos como en cuanto a la verdadera necesidad de uso de los
préstamos que se requieren en moneda extranjera.
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