ALERTA AMARILLA SOBRE LA DEUDA PÚBLICA
por Héctor Giuliano
por Héctor Giuliano
Mientras el gobierno Kirchner sostiene que se está des-endeudando, las deudas del Estado siguen aumentando, los pagos por capital e intereses se incrementan y el objetivo declarado de todas las negociaciones en curso es volver al mercado internacional de capitales para tomar más deuda.
Un falso desendeudamiento.
El gobierno está realizando pagos a organismos multilaterales de crédito (Banco Mundial, BID y antes FMI) y también está efectuando fuertes pagos a determinados acreedores privados, empleando para ello activos financieros extra-ordinarios y/o auxiliares del Estado: reservas internacionales del Banco Central (BCRA), adelantos transitorios al Tesoro, utilidades del Banco y de la ANSES, recursos del Fondo de Garantía de Sustentabilidad del Sistema Previsional que administra la ANSES, recursos de la coparticipación de impuestos tomados del Fondo de Aportes del Tesoro Nacional (ATN) y préstamos de diversos entes u organismos nacionales (Banco Nación Argentina, Fondos Fiduciarios, AFIP, Lotería, PAMI, etc.).
Este cambio en la estructura de la deuda por tipo de acreedor significa que una gran parte de las deudas con terceros se está pagando a costa de aumentar la deuda intra-Estado, que llegaría hoy a casi la mitad de la deuda performing o normalizada de la Administración Central.
De hecho, el objetivo es pagar. Empero, pese a los pagos extra-ordinarios citados y a las reducciones de monto obtenidas en los canjes de bonos públicos realizados, el stock de deuda oficial no sólo se mantiene creciente sino que, en lo concreto, el presupuesto 2011 prevé un incremento neto de la deuda de 9.400 millones de dólares (MD) durante el ejercicio (producto de cancelaciones por 27.400 MD contra toma de nueva deuda por 36.800).
El tema es que estas informaciones no reflejan el real cuadro de situación del endeudamiento argentino: a) porque se omite el peso de la deuda no registrada, b) porque se muestran indicadores equívocos, y c) porque las cifras no abarcan la totalidad de la deuda pública argentina.
La deuda no registrada.
La última información oficial disponible – al 30.9.10 – dice que la deuda del Estado Central es de unos 161.000 MD, pero a ello hay que sumar otros 11.000 MD de deuda no ingresada a los canjes de 2005 y 2010 (holdouts); con lo que el total final es 172.000 MD.
Pero aquí no están contemplados tres rubros relevantes de pasivos ciertos:
1. Los intereses que se capitalizan por anatocismo (intereses sobre intereses), que estarían entre 1.500 MD y 3.000 MD anuales.
2. La indexación por CER de la deuda en pesos ajustada por la inflación oficial, que actualmente sumaría más de 4.000 MD por año (11 % sobre 37.600 MD).
3. La pesada carga financiera que, con ritmo acumulativo, significan los pagos anuales por cupones ligados al PBI, que para este año son unos 2.200 MD o más.
Estas Unidades Ligadas al Producto (UL PBI) fueron emitidas con el megacanje Kirchner-Lavagna de 2005 sobre la base de un valor de referencia de 78.600 MD y de acuerdo con un mecanismo propuesto por el asesor del FMI Eduardo Borensztein.
Según Javier Llorens, el costo total de estos instrumentos financieros alcanzaría unos 38.000 MD a lo largo de toda su vida útil, de los que 6.000 MD ya fueron pagados, y restan 32.000 MD.
Estos tres rubros no figuran en las estimaciones oficiales de la Deuda Pública.
El índice Deuda/Producto.
Además, el gobierno soslaya el problema de la deuda no registrada y esgrime como argumento, no la reducción del monto en valor absoluto de la deuda, sino en porcentaje del Producto Bruto (PBI).
Este índice Deuda/Producto, sin embargo, es discutible porque no refleja debidamente la capacidad de repago y porque toma en cuenta sólo la deuda de la Administración Central y no de la deuda de todo el país: Nación, provincias, municipios, empresas del Estado, fondos fiduciarios y entes u organismos públicos en general, deuda cuasi-fiscal del BCRA y deuda contingente por juicios contra el Estado con sentencia en firme. Y eso no es válido, pues compara la deuda sólo del Estado Central, contra el PBI de todo el país.
Los números son muy diferentes cuando tomamos las cifras completas:
1. La deuda del Estado central es oficialmente de 172.000 MD, pero hay que sumarle la deuda no registrada: 1.000 a 3.000 MD anuales por capitalización de intereses, 4.000 MD anuales por indexación de deuda por inflación, y una deuda contingente atada al PBI del orden de los 32.000 MD.
Para este ejercicio se prevé un aumento neto de la deuda de 9.400 MD y además el presupuesto de este año autoriza por anticipado la contracción de más deuda pública en los ejercicios venideros: 7.640 MD en 2012, 5.700 MD en 2013 y 4.700 MD en 2014. Y ello, sin contar la deuda nueva que se piense tomar en los mercados internacionales después de los arreglos con los holdouts y el Club de París.
2. La deuda consolidada de las provincias – al 31.12.09 – es de 105.000 millones de pesos (M$), equivalentes a más de 27.000 MD. Con la reducción relativa producida después, a raíz del pago parcial de deuda con fondos de la coparticipación, este stock estaría actualmente en los 100.000 M$ (25.000 MD), de los cuales más de la mitad se deben al Estado Nacional. La tendencia al endeudamiento es creciente dado la toma de deuda externa que se viene dando por parte de varias provincias (Buenos Aires, Córdoba, Chubut y CABA), en las que el Estado Nacional es garante, contra descuento de la coparticipación federal de impuestos.
3. La deuda consolidada de los municipios del país es un misterio: no existen datos oficiales ni estimados, pese a que varias grandes ciudades tendrían problemas de este tipo.
4. La deuda consolidada de empresas del Estado, fondos fiduciarios y entes u organismos nacionales es otro dato tan importante como desconocido en materia de endeudamiento; y aquí las cifras estarían aumentando en forma vertiginosa. Un dato significativo: en el presupuesto 2011 -aparte del aumento de deuda propia citado de 9.400 MD para el Estado Central- se prevé además el otorgamiento de avales del Gobierno Nacional por más de 18.000 MD para empresas y organismos del Estado: esto es, nuevos préstamos para entes públicos garantizados por el gobierno nacional.
5. El Banco Central constituye hoy una ventanilla lateral del endeudamiento público argentino, pues está emitiendo letras/notas que usa para esterilizar los pesos que se emiten para comprar divisas. De ese modo y en forma indirecta, los dólares de las reservas internacionales se compran con deuda, con el agravante que parte de esos dólares luego se prestan a la Tesorería para pagar deuda externa. El gobierno paga entonces al acreedor extranjero, le coloca en compensación una letra al BCRA a 10 años de plazo, y el Banco Central se queda con la deuda de las letras/notas usadas para comprar las divisas (por las que paga un 13 % de interés).
El gran aumento de la deuda intra-Estado del Gobierno con el BCRA, para pagar deuda pública de terceros, está bajando la calidad de los activos del banco, porque el gobierno no ha demostrado su capacidad de repago por las obligaciones que contrae.
6. Por último, queda considerar el agujero negro de la deuda contingente por juicios contra el Estado con sentencia en firme, la gran mayoría de los cuales proviene de causas jubilatorias y también, en el orden externo, de fallos de tribunales extranjeros a favor de fondos buitre y/o de empresas que demandaron a la Argentina ante el CIADI; siendo cualquier cuantificación de estas cifras muy hipotética.
En todos los casos, cabe agregar que estos importes de deuda pública consolidada no incluyen deuda flotante o exigible.
El fantasma de Grecia.
En Grecia, el nuevo presidente Papandreu no puede sostener más las mentiras de la deuda pública arrastradas del gobierno Karamanlis.
Algo equivalente a lo que fue el ocultamiento de la crisis de deuda de la Argentina durante la Convertibilidad.
Las falsedades griegas tocaban esencialmente a tres puntos clave: 1. El ocultamiento del verdadero monto y gravedad de la deuda externa del país; 2. El enmascaramiento y falsedad del estado de situación fiscal financiado con deuda, que debía delatar la falta de capacidad de repago de la misma (déficit presupuestario real), y 3. La complicidad de gobierno, acreedores, bancos-agente, agencias calificadoras de riesgo y organismos multilaterales de crédito, en estas acciones irregulares o directamente delictivas.
Todos operaban, seguían y/o monitoreaban la situación, pero cuando sobrevino la crisis se hicieron los desentendidos y apoyaron el nuevo macro-endeudamiento griego bajo severo plan de ajuste fiscal; y lo hicieron para salir de una crisis de deuda con más endeudamiento: más préstamos al país para que éste pueda pagarle así a sus acreedores.
Todas las crisis de deuda contemporáneas siguen invariablemente el mismo patrón: los gobiernos sostienen sus finanzas públicas en función de un mecanismo de re-endeudamiento perpetuo, ocultando las informaciones clave o de base que delatan las debilidades insalvables del sistema.
Mientras tanto el núcleo duro del problema de la deuda, que es la toma de obligaciones sin capacidad de repago, la ilegitimidad de origen de las acreencias y el mecanismo de corrupción que retroalimenta permanentemente el sistema de la deuda, sigue madurando.
Este mecanismo puede prolongarse en el tiempo en la medida que los gobiernos de turno se mantengan dentro de este peligroso esquema de deuda perpetua.
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