viernes, 5 de febrero de 2016

Es la hora de construir poder político desde los trabajadores

Los grandes temas de la vida cotidiana de un trabajador, no se expresan desde las fuerzas políticas que conocemos, como objetivos políticos que demanden al estado y al gobierno decisiones para resolverlos.
Solamente para enumerar algunos:
· Cobramos salarios a valores locales por la riqueza que producimos, y pagamos los bienes y servicios que consumimos a precios internacionales.
· Ningún trabajador tiene acceso a la vivienda, por sus propios medios
· Quienes más cobran, tienen que resignar derechos adquiridos, porque el estado lo considera una ganancia y no hay nadie de la casta política que manifieste que las escalas salariales de convenio y los derechos que conforman el sueldo del trabajador, no son ganancias.
· Hay miles de trabajadores en negro, muchos de ellos en el estado, lo cual constituye una simulación de la relación laboral, pero nadie legisla para que se erradique la precarización a la que son sometidos.
· No hay un plan económico pensado desde los consumos populares, que garantice pleno empleo; única forma de erradicar las desigualdades existentes, o la condena a perpetuidad de vivir del asistencialismo.
· Se liberan los mercados, importando productos que se elaboran con mano de obra semiesclava, o en sistemas donde no existe la organización sindical, lo cual generará más desempleo, una caída abrupta del poder adquisitivo, ampliando aún más la brecha entre salarios y precios.
· Nuestro poder adquisitivo ha soportado un incremento de precios durante el 2015, hasta el presente, superior al 35% y el gobierno pretende que las paritarias se negocien entre un 20 y un 25%; sin ruborizarse nos están diciendo que resignemos entre el 15 al 20% de nuestro poder adquisitivo.
· Se debate si un empleado público, es ñoqui o no, ocultando que la magnitud de despidos, tiene como consecuencia inmediata, una caída en el consumo y por consiguiente se requiere menor producción, y termina con despidos en el sector privado; los cuales se mantienen invisibilizados.
· La caída en el poder adquisitivo que plantea el gobierno, también impactará en los consumos, y tendrá como efecto directo más despidos de compañeros.
Para la casta política que oficia de opositora, la cuestión no es organizar a los trabajadores para liderar objetivos políticos que resuelvan estas cuestiones; sino demostrar que este gobierno es peor que el anterior, donde la consideración de menos malo, les permita resultados favorables en el próximo turno electoral, para satisfacer sus proyectos personales.
La dirigencia gremial, en el mejor de los casos, no avanza más allá de mantener los afiliados al gremio, y recuperar en paritarias, algo del poder adquisitivo perdido; en líneas generales han funcionado y funcionan como apéndices de las estructuras políticas, viendo la mejor forma de obtener favores del poder político, a cambio de aceptar el disciplinamiento que este imparte.
Son válidas todas las luchas sindicales por mejorar el ingreso y sostener el empleo; como también es cierto, que existe una notoria desigualdad en los resultados; muchos compañeros ni siquiera pueden reclamar nada, por el grado de precarización e inestabilidad que padecen.
Se trata entonces, de fijar objetivos políticos y un plan para alcanzarlos, la lucha no es hacia dentro del espacio de trabajo, sino desde el espacio de trabajo, hacia dentro del estado, para imponer la legislación y los instrumentos del estado, que den respuesta a las cuestiones fundamentales de los trabajadores.
La unidad de los trabajadores, para desplegar su propia política, no nacerá de acuerdos donde se reparten las migajas, que el poder económico le asigna a los gremios que se disiciplinen, sino de los proyectos que respondan a las cuestiones significativas de nuestra vida cotidiana.
Como peronistas no podemos permanecer indiferentes en esta hora, jamás lo hemos hecho frente a los procesos donde se cambia la historia del pueblo; estamos absolutamente convencidos que los intereses de los trabajadores, no se expresaran en las urnas, si previamente no se logra derrotar en la calle; la estrategia del poder económico y la casta política funcional a él.
Sin trabajadores no hay patria, los trabajadores expresan el interés nacional, por ser la amplia mayoría del pueblo; las minorías solamente pueden imponer sus privilegios, cuando los trabajadores renuncian a disputar el poder real y el interés nacional.
La presente tiene el carácter de convocatoria y estamos dispuestos a concurrir donde nos llamen, para: ampliar, intercambiar y organizar estás ideas, como espacio de poder, que construya la derrota definitiva de los enemigos del pueblo.
Un fuerte abrazo peronista

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