INDEC: más de lo mismo
Según el organismo estadístico, durante octubre casi no subió la inflación. Con 14 pesos diarios no se es pobre y con 6 tampoco indigente. Mientras estos datos oficiales se daban a conocer, los trabajadores realizaron el abrazo mensual al INDEC que, desde hace casi seis años, está intervenido.por Fabiana Arencibia
Ayer, miércoles, los trabajadores del Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (INDEC) nucleados en ATE-CTA realizaron un nuevo abrazo al organismo. Realizan esta actividad cada mes desde hace varios años, cuando el instituto hace público diferentes índices.
Según el INDEC, la inflación de octubre fue de 0,8%. Con este dato cada integrante de una familia tipo (4 personas) necesitó durante el mes de octubre 14 pesos por día para cubrir sus alimentos más demás servicios esenciales y así no ser considerada pobre. Y con 6 pesos diarios para alimentarse, no entraría para las estadísticas como indigente.
Cynthia Pok, trabajadora del Instituto que fue desplazada por la intervención de su cargo de directora de la Encuesta Permanente de Hogares, fue entrevistada por el programa Los Locos de Buenos Aires en FM La Tribu. Allí recordó que hace casi seis años (se cumplen en febrero próximo) que desembarcó el gobierno nacional, con el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, a la cabeza.
Si bien la lucha sigue siendo la misma, el abrazo del miércoles tuvo tres elementos distintivos. En primer lugar, el acto que hace pocos días realizó el gobierno para presentar los resultados definitivos del Censo Nacional de Población y Vivienda 2010 en el Sheraton Hotel de Pilar, al inaugurar la jornada internacional "La Población en Argentina y en el Mundo".
En esa oportunidad, la titular del INDEC, Ana María Edwin, aseguró que las estadísticas "han vuelto a ser estatizadas" en el país. "Cueste lo que cueste no volverán a estar en manos de corporaciones mediáticas ni consultoras", dijo. Además, aseguró que el censo 2010 fue "el mejor de la historia", quizás porque, tal como agregó, “mostró una mejora de todas las variables sociales en el país”.
Ayer en el abrazo, los trabajadores respondieron coreando la consigna “Que lindo que va a ser el censo maquillado en el Sheraton Hotel”. Pok recordó durante la entrevista las condiciones en que se realizó este censo, habiendo desplazado a todo el equipo de técnicos especialistas en censos poblacionales.
“El Censo 2010, el más caro de la historia, es, si no el peor, sí el más dudoso en cuanto a su preparación y a sus resultados. En sus etapas previas, la intervención desmanteló al equipo técnico central encargado de llevarlo a cabo así como desistió de la participación de especialistas externos en las diversas temáticas que el Censo releva, como es habitual en operativos de semejante importancia. En los días que siguieron al Censo hubo innumerables testimonios de personas que no fueron censadas. La decisión de las autoridades de la intervención de no realizar la encuesta post censal, que es la que corrobora la cobertura efectiva que tuvo el Censo, fortalece aun más la sospecha sobre la veracidad de los resultados. Llamativamente, los resultados globales tienden a coincidir con las proyecciones de población realizadas sobre los datos del Censo 2001, que siempre fueron cuestionados por los representantes de la intervención dentro del INDEC”, afirma la Junta Interna de ATE INDEC en un comunicado.
Otra novedad que se recogió ayer durante el abrazo al INDEC, fue el anuncio de que el organismo realizará un registro estadístico sobre la violencia de género, novedad que los sorprende por las denuncias reiteradas de diversas situaciones de violencia cotidiana que padecen desde que asumió la intervención.
También se denunció la amenaza de despido de un trabajador permanente al que intentaron no dejarlo ingresar y que recibió además una carta documento. Se está peleando legalmente, pero también se hace pública esta denuncia: “Es tanta la prepotencia que ni siquiera tuvieron la precaución de cuidar las formas”.
Trabajar en un ámbito hostil es una dura tarea. Pok reflexionó sobre esta situación que los pone frente a la realidad de hacer un trabajo que luego no se tiene en cuenta: “Estar todos los días agarrado con uña y dientes de algún resquicio para que a uno no lo conviertan en ‘ñoquis’ es paradójico, es absurdo. Pero esa es nuestra situación cotidiana. La peor afrenta a un trabajador es quitarle su trabajo”.
Recordó también situaciones de amedrentamiento que han sido parte del accionar de la patota durante estos casi seis años. Algunos más sutiles, como llegar al lugar de trabajo y encontrar todas las plantas cortadas con tijera al ras. Otros más directos como encontrar la oficina sin la puerta porque se la habían llevado, el destrozo del local gremial, la amenaza irreal de una bomba en los días de asamblea, o la llegada a sus oficinas y ver que no existían más.
“Desde supuestos respaldos de organismos de estadística extranjeros –luego desmentidos- hasta la ‘auditoría’ de universidades nacionales –cuyo informe final fue convenientemente ocultado por resultar claramente desfavorable para la intervención-, pasando por la convocatoria al Fondo Monetario Internacional a fines de 2011, las puestas en escena han buscado convencer a públicos bien distintos de una sola cosa: que el Instituto cumple su papel normalmente, produciendo estadística tal como corresponde a su función”, recuerdan los trabajadores del gremio de los estatales.
A casi seis años de la intervención queda claro que el conjunto del sistema estadístico ha sido dañado. Se manipula desde entonces el índice de precios que mide la inflación, uno de los principales insumos con el que se miden los niveles de pobreza e indigencia. Pero además se destruyó la calidad técnica de todos los indicadores de importancia que producía el instituto. Para ello la intervención apeló a aprietes sobre los trabajadores, a la patota y al hostigamiento.
“El Censo 2010 será la base para definir políticas públicas para la población, número de representantes legislativos por distrito y criterios presupuestarios. Esta vez busca también la compañía de las consultoras privadas. El Sheraton de Pilar es el escenario de un nuevo intento de lavar la cara a quienes destruyeron las estadísticas públicas”, aseguran los trabajadores.