CRISIS DE DEUDA Y EMERGENCIA FINANCIERA.
El agravamiento de la Crisis de Deuda Pública que sufre la Argentina está determinando una serie de medidas de emergencia monetaria, cambiaria y financiera por parte de la administración Kirchner.
Lo que sigue es un intento de comprender la lógica convergente de esta batería de acciones gubernamentales, que – improvisadas o no - están destinadas esencialmente a cumplir a ultranza con los servicios de la Deuda del Estado.
DEUDA Y FINANZAS PÚBLICAS.El Estado tiene tres fuentes básicas de financiamiento que son la Emisión de Dinero, la Recaudación Tributaria y la toma de Deuda Pública; con la importante diferencia que esta última – la Deuda – conlleva el costo de los servicios de Intereses y Capital.
Cuando el peso de estos servicios aumenta en forma extraordinaria sobre el presupuesto nacional, los países deudores – como el caso de la Argentina – pierden la capacidad de repago de sus obligaciones y entonces las deudas entran a ser refinanciadas permanentemente bajo un esquema de Deuda Perpetua.
El país – nuestro país – vive así refinanciando pasivos y además tomando más deuda para cubrir los costos financieros crecientes de la misma.
Pero para ello debe afrontar el pago de mayores servicios por intereses y por renovación de las obligaciones.
La administración Kirchner, desde sus inicios, está embarcada en una política de cumplir escrupulosamente con este esquema de pagos y re-endeudamiento.
Pero hoy la magnitud y gravedad del perfil de vencimientos de Capital e Intereses ha llevado nuevamente al país a una situación de Crisis de Deuda, esto es, a un riesgo cierto de default o incumplimiento de sus compromisos.
Esto es lo que ha determinado que el gobierno – en función de su “vocación pagadora”[1] – haya tenido que apelar a medidas extra-ordinarias en materia financiera.
Se verifica así la regla nefasta que, cuando se agravan las crisis de Deuda no sólo se siguen tomando más deudas sino que, además, se refuerzan las otras dos fuentes de financiamiento público – la emisión monetaria y la recaudación fiscal – para ponerlas también al servicio de la Política de Endeudamiento.
CUADRO DE SITUACIÓN.La Argentina afronta actualmente un serio problema en el perfil de vencimientos de su Deuda Pública, que en más del 60 % del total está constituida por obligaciones en moneda extranjera.
Este año los vencimientos de Capital son del orden de los 40.100 MD[2] y está previsto por Presupuesto tomar nuevas deudas por 51.800 MD – producto de refinanciación total de las obligaciones que vencen más asunción de deuda adicional – lo que significa un aumento de 11.700 MD en el stock de la Deuda.
No es cierto que la Argentina se esté “des-endeudando”; por el contrario, el endeudamiento viene creciendo a un ritmo de más de 10.000 MD por año.
En estos importes no están comprendidos los pagos de Intereses de la Deuda, que forman parte del Gasto Corriente del Ejercicio y que representan este año 45.000 M$ (10.200 MD).
Las cifras, en realidad, son peores porque no toda la Deuda Pública por Capital está registrada en las estadísticas oficiales: falta computar la Capitalización de Intereses, la Indexación de Deuda en Pesos ajustada por Inflación y las estimaciones de pago de los Cupones ligados al PBI.
Tampoco están incluidos aquí los vencimientos de deuda correspondientes a Empresas del Estado, Organismos Nacionales y Fondos Fiduciarios, cuyo monto se desconoce pero es relevante: baste decir que según el Presupuesto 2012 este año está autorizado tomar en este ámbito 28.000 MD. Se trata de Deuda Pública Indirecta con aval del Estado.
Igualmente, tampoco se incluyen aquí la Deuda cuasi-fiscal del BCRA (por Lebac/Nobac) ni la Deuda consolidada de Provincias y Municipios. Ni la Deuda Contingente por Juicios contra el Estado externos (CIADI y Holdouts) e internos (ANSES y otros).[3]
En todos los casos, las proyecciones de pago de Intereses de la Deuda y de vencimientos de Capital son fuertemente crecientes en los próximos años.
DEUDA PÚBLICA Y MODELO K.El denominado Modelo K descansaba en lo concreto sobre un esquema de Superávits gemelos: Fiscal y Externo.
Pero este “modelo” ha terminado: hoy la Argentina tiene Déficit Fiscal y un resultado negativo en su Balanza de Pagos.
El gobierno confunde a la Opinión Pública mostrando un Superávit Primario pero el Resultado Financiero de su gestión es deficitario. En 2011 el Déficit Fiscal fue de 30.700 M$ y en lo que va del corriente año este saldo sigue siendo negativo.
A su vez, la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos fue prácticamente neutra en 2011: sólo 17 MD a favor. Dentro de este resultado pesaron especialmente las Rentas de Inversión por pago de Intereses (Débitos por 5.100 MD y saldo neto de -3.400 MD) y por transferencias de Utilidades/Dividendos (Débitos por 8.600 MD y saldo neto de -7.300 MD), lo que dio así un saldo negativo de 10.800 MD por suma de ambos rubros.
En consecuencia, el resultado positivo de la Balanza Comercial – 13.600 MD en 2011, producto de 84.300 MD de Exportaciones menos 70.700 MD de Importaciones – quedó prácticamente neutralizado por el giro de los Servicios Financieros (los 10.800 MD citados).
Dada la fuerte salida de divisas, el saldo de la Cuenta Capital/Financiera fue negativo de 2.200 MD y la Variación de Reservas Internacionales (RI) en el año resultó de -6.100 MD.
Tal empeoramiento de los números en las cuentas nacionales fiscales y externas frente al aumento de los servicios de Capital e Intereses de la Deuda Pública durante el corriente año fueron determinantes de las medidas de Emergencia Financiera en curso adoptadas por el gobierno Kirchner.
DEUDA Y POLÍTICA MONETARIA.Hoy la causa principal de la actual política de emisión de dinero del Banco Central (BCRA) es atender el Gasto Público para el pago de las deudas en pesos del Estado y sostener paralelamente el costo financiero de la esterilización de moneda usada para comprar dólares, dólares que se prestan a la Tesorería para pagar Deuda.
La administración Kirchner está aplicando para ello tres vías de acción simultáneas.
- La primera vía de acción del BCRA es dar préstamos directos en pesos al Ministerio de Economía para cubrir las erogaciones presupuestarias; dinero éste que se origina por emisión de moneda sin respaldo.
Al 30.4.12 el monto de estos Adelantos Transitorios al Gobierno Nacional era de unos 72.500 M$.
La reciente Ley 26.739 modificó el artículo 20 de la Carta Orgánica del BCRA (CO BCRA) para posibilitar la duplicación de este tipo de préstamos de corto plazo al Tesoro.
Se trata de importes que, en la práctica, constituyen una suerte de stock constante para el Banco por concepto de créditos a corto plazo (un año) ya que los mismos se renuevan permanentemente a sus fechas de vencimiento.
- Una segunda vía ha sido despegar la relación cierta entre Reservas y Base Monetaria (BM) para poder utilizar las divisas en su Política de Pagos de la Deuda Externa con Reservas.
La 26.739 modificó la Ley de Convertibilidad 23.928, que establecía el respaldo total de la BM con Reservas Internacionales (RI) y faculta ahora directamente al Directorio del Banco para fijar el nivel de las Reservas excedentes a la cobertura de la BM o Reservas de Libre Disponibilidad (RLD), que se utilizan para pagar Deuda Externa del Tesoro.
El BCRA no ha informado el criterio que usa para determinar los nuevos niveles de RLD ni el monto en valor absoluto fijado para las mismas, de modo que se ignora así el grado de respaldo real con que ha quedado el peso argentino en términos de moneda extranjera (básicamente, en dólares).
Pese a esta seria insuficiencia el Banco sigue girando al Gobierno divisas que están comprendidas en ese cálculo de RLD, aunque – como decimos - dicho cálculo no está explicado en su metodología ni informado en su monto disponible.
De esta manera, la BM ha dejado de tener un respaldo cierto en reservas del BCRA.
El levantamiento de tal restricción Reservas-BM libera legalmente al BCRA de limitaciones para poder aumentar la masa de dinero en la Economía y, a la vez, para aumentar los giros de reservas al Tesoro para pagar Deuda Externa.
DEUDA Y BCRA.Una tercera vía de acción en materia monetaria, que se deriva de la anterior – el levantamiento de las restricciones de emisión de dinero - y que se le mantiene abierta al Directorio del BCRA, es la facultad discrecional de colocar Deuda Cuasi-Fiscal por Letras y Notas (Lebac/Nobac).
Tal facultad le permite al BCRA tomar este tipo de obligaciones de Corto y muy Mediano Plazo a los fines de absorber o esterilizar el dinero emitido; precisamente dinero que fue impreso para comprar dólares, dólares que pasan a integrar las Reservas y que se usan para ser prestados al Tesoro para pagar Deuda Externa del Estado.
Ergo, las reservas que se prestan al Gobierno para pagar Deuda Externa – préstamos en moneda extranjera contra Letras de la Tesorería a 10 años de plazo - son divisas compradas con Deuda que fue asumida por el BCRA a través de Lebac/Nobac; de modo que este tipo de endeudamiento, en principio, aumenta en función de la compra de reservas internacionales.
O sea, que existe una correlación entre compra de Reservas, aumento de la emisión monetaria y aumento de la Deuda Cuasi-fiscal del BCRA.
Como gran parte de estas reservas – las RLD – se prestan al Gobierno para pagar Deuda Externa, el BCRA se queda entonces con Letras de Tesorería en el Activo (que son Títulos Públicos de dudoso cumplimiento) y simultáneamente con una masa creciente de Deudas por Lebac/Nobac en el Pasivo (que son, en cambio, de cumplimiento cierto y que implican altos costos de intereses).
El stock de la deuda por Lebac/Nobac era de 111.600 M$ al 30.4 - equivalente a unos 25.300 MD – devenga una Tasa de Interés promedio del 13 % anual (14.500 M$ ≡ 3.300 MD por año) y tales obligaciones se renuevan continuamente en forma semanal pactándolas con un grupo acotado de grandes bancos (locales y extranjeros) que operan en la Argentina.
Esta práctica del BCRA mantiene retirada de la circulación una cantidad de dinero equivalente a la mitad de la BM – que al 30.4 era de 222.900 M$ - remunerando a los bancos prestamistas por tales sumas, que dejan de prestarse a la actividad económica productiva del país.
De hecho, sobre una masa monetaria total de 335.000 M$, las 2/3 partes están en la BM y 1/3 está retenido por Lebac/Nobac del Banco Central.
La existencia de este altísimo stock de Letras y Notas del BCRA – que subsidia fondos ociosos de los bancos – determina el elevado “piso” de las Tasas de Interés de plaza y se transmite así al Sistema de Precios a través del Costo Financiero de las Empresas, que es el peor “costo invisible” dentro de la actividad económica y es también el principal factor de Inflación en la Argentina.
DEUDA E INFLACIÓN.Dada la gravedad creciente de la Inflación Argentina el gobierno Kirchner, desde principios de 2007 modificó la metodología del INDEC en relación al Índice de Precios al Consumidor (IPC o Inflación Minorista) y, por extensión, al de sus coeficientes derivados o conexos (como Pobreza/Indigencia y aumento del PBI).
Este procedimiento le permitiría así al gobierno tratar de ocultar el aumento real de los precios y, a la vez, licuar parte de la Deuda Pública en Pesos que se ajusta por Inflación (bonos indexados por CER), que al 30.9.11 (último dato disponible) era equivalente a 37.500 MD.
En la actualidad se estima que la Inflación Real en la Argentina es de un 22 % anual (entre 20 y 25 %) – según Índice de Precios Congreso, estimaciones de Consultoras Privadas y Direcciones Estadísticas de Provincias – mientras que la Inflación Oficial es del orden de un 10 %.
Los mecanismos de indexación de deudas están prohibidos en la Argentina por la Ley 23.928 de Convertibilidad (artículo 10) pero esta restricción no se aplica a los casos de Deuda Financiera en Bonos del Estado.
Sobre un total de Deuda en Pesos Indexada equivalente a 37.500 MD esto significa una actualización anual de 3.800 MD, que es menos de la mitad de la cifra de incremento por año del Capital que correspondería si se tomara la Inflación Real.[4]
El gobierno Kirchner logra de este modo atenuar el impacto de la inflación sobre el valor Capital de los títulos públicos indexados pero hoy en día lo hace con una ambivalencia: que el efecto de licuación beneficia y afecta al propio Estado porque la gran mayoría de este tipo de bonos se encuentra en manos de agencias del Sector Público, de modo que lo que se ahorra la Tesorería lo pierden por lucro cesante las Agencias del Estado tenedoras de esta Deuda (que estaría mayoritariamente en poder de la ANSES).
DEUDA Y PRESIÓN TRIBUTARIA (PT).La recaudación impositiva y previsional configura también una vía de ingresos adicionales al Erario Público gracias a la Inflación de Precios.
La presión fiscal efectiva es la segunda fuente de financiamiento del Estado que está hoy puesta al servicio de la recaudación de dinero para el Fisco y del refuerzo a los pagos de la Deuda.
Esta presión real se traduce aplicando la carga impositiva sobre montos imponibles que se han venido incrementando por efecto de la inflación a la vez que retrasando la actualización de las desgravaciones correspondientes.
Es el caso de la incidencia generalizada del IVA, del Impuesto al Cheque, del Mínimo no Imponible del Impuesto a las Ganancias, del piso del Impuesto a los Bienes Personales o de la prohibición de Ajustes por Inflación en el Balance de las Empresas.
Sin contar aquí los aumentos directos de bases, tasas o alícuotas tributarias, como es el caso de las Retenciones a las exportaciones agropecuarias o los revalúos de bienes durables que se trasladan a los impuestos inmobiliarios provinciales y a las tasas de servicios municipales.
Porque el aumento de esta presión tributaria es concurrente y potenciada a nivel Nación, Provincias y Municipios; y está determinada en forma directa por la necesidad de sufragar el costo financiero del endeudamiento público generalizado del Estado en todos sus niveles.
Se cumple así la regla que, en los tiempos de Crisis de Deuda, la función de recaudación fiscal asume un papel clave porque deviene necesario aumentar la presión tributaria, nominal y efectiva, para sostener los mayores servicios de la Deuda Pública.
El gobierno puede mostrar así un aumento relevante en su recaudación pero gran parte de ese aumento no es producto de una gestión tributaria normal o genuina sino producto del efecto inflacionario sobre los valores imponibles.
Con la ventaja adicional para el Fisco que su erosión de ingresos por el Efecto Olivera-Tanzi hoy en día se ve disminuida porque existe un menor desfasaje entre el momento de devengamiento y el momento de percepción de los impuestos.
De esta manera, por medio de la Inflación el Estado licua parcialmente sus deudas en pesos mientras mejora comparativamente el valor de sus ingresos tributarios en moneda nacional.
EL ROL DE LA DEUDA INTRA-ESTADO.
- La tercera vía de financiamiento público es la Deuda, deuda que en este momento no se toma de los Mercados Internacionales de Capitales - salvo los Organismos Multilaterales de Crédito (Banco Mundial, BID y CAF) – sino que se ha venido asumiendo en gran escala con el propio Sector Estatal.
Este procedimiento consiste básicamente en tomar prestado fondos de todos los entes oficiales que dispongan circunstancialmente de excedentes de Caja, de agenciarse créditos provenientes de fondos administrados por el Estado y/o de transferir al Fisco utilidades contables de los organismos públicos
Las principales sumas de estos préstamos provienen del Sistema Previsional – los fondos de los jubilados administrados por la ANSES – y del uso de las Reservas Internacionales del Banco Central (RI BCRA); con la importante aclaración que el Tesoro Nacional no tiene capacidad de repago demostrada para responder a estas obligaciones.
La administración Kirchner exhibe hoy que casi la mitad de la Deuda Pública está contraída con entidades del propio Estado, fundamentalmente – como dijimos - con el Fondo de Garantía del Sistema Jubilatorio de la ANSES y con el BCRA (a través de Adelantos Transitorios en pesos al Gobierno y del préstamo de Reservas Internacionales contra entrega de Letras de Tesorería).
Esta conducta ha llevado actualmente los montos de esta Deuda Intra-Sector Público a niveles muy elevados: más del 50 % de los fondos de la ANSES – que pasan los 200.000 M$ - están prestados al Estado y las deudas contraídas por el Fisco con el BCRA son de 72.500 M$ (≡ 16.400 MD) por concepto de Adelantos Transitorios y de casi 33.000 MD por Títulos Públicos entregados al Banco contra entrega de reservas).
En total, la Tesorería le debe así al BCRA unos 49.300 MD: más que el monto de las Reservas, que es de 47.800 MD, y casi tanto como la BM, que equivale a 50.500 MD.
El uso de este mecanismo de excepción de la Deuda Intra-Estado se ha generalizado por parte del gobierno Kirchner a toda una serie de organismos públicos: Banco Nación, Lotería/Casinos, AFIP, PAMI, Fondos Fiduciarios, etc.
Esto configura un riesgo de “empapelamiento” del Sector Público porque el Estado Argentino no tiene capacidad de pago para cumplir este cúmulo de obligaciones que sigue contrayendo.
En la práctica, los fondos que esas distintas agencias oficiales prestan al Tesoro se usan básicamente para pagar vencimientos de Deuda con Organismos Financieros Internacionales (los citados Banco Mundial, BID y CAF) y especialmente deudas con Acreedores Privados, de modo que el stock total de la deuda pública no disminuye – al contrario, sigue creciendo - pero cambia a la vez su composición o estructura.
Este procedimiento no es neutro desde el punto de vista financiero fiscal porque de esta forma el Estado no sólo altera sus prioridades de Gasto Público sino que se va descapitalizando y/o desfinanciando en su conjunto ya que la mayoría de esos fondos no son propios sino de propiedad ajena (caso de la ANSES) o de asignaciones específicas (como el caso del BCRA y los Fondos Fiduciarios).
El problema es ahora más grave todavía porque el gobierno Kirchner habría llegado ya al tope de su Deuda Intra-Estado y por eso ha forzado su ampliación por medio de la modificación de la Ley de Convertibilidad y la Carta Orgánica del BCRA tanto en materia de Adelantos Transitorios como de préstamos de Reservas.
DEUDA Y TIPO DE CAMBIO.El problema de la Deuda Externa se ha venido agravando en los últimos tiempos y repercutiendo en el panorama económico y comercial argentino a través del Tipo de Cambio Real (Tipo de Cambio Nominal menos Inflación Interna).
El ritmo actual de devaluación del Peso (un 10 %) es menos de la mitad de la Inflación Real (estimada entre 20-25 %).
La Inflación carcome el Tipo de Cambio y eso equivale a una apreciación del Peso, por lo que estamos ante el doble problema de Inflación con Retraso Cambiario.
Esta combinación es particularmente perjudicial para las exportaciones nacionales porque reduce la competitividad por precio y afecta a la vez la sustitución de importaciones ya que abarata la compra de productos extranjeros.
Ello incluye el estímulo de otros rubros – entre los que está el turismo hacia el exterior - que se ven subsidiados así por un tipo de cambio barato.
Pero el atraso cambiario tiene una explicación financiera: posibilitar mayores pagos de servicios de la Deuda Externa.
El retraso cambiario mantenido hasta el presente por el gobierno Kirchner es un pre-requisito de los pagos en moneda extranjera porque de esta forma la recaudación fiscal y las tenencias en pesos tienen más valor de cambio para el giro de divisas.
Un Tipo de Cambio Bajo – Dólar barato – facilita el cumplimiento de las obligaciones en moneda extranjera porque aprecia el peso argentino y entonces la recaudación fiscal en moneda local permite comprar con esos fondos más dólares destinados a atender tales compromisos.
Se trata de un caso típico de contraposición de prioridades e intereses entre la Economía Real o Productiva – caso del Agro y la Industria – a la que conviene un tipo de cambio alto y la Economía Financiera ligada a la Deuda Externa, a la que conviene un tipo de cambio bajo, que facilita el aumento de la cantidad y valor de las divisas que se giran al exterior para el cumplimiento de los servicios de la Deuda.
Gracias a esta situación de rezago cambiario el BCRA puede comprar dólares más baratos, que después se usan para el pago de la Deuda Externa del Estado.
El reciente proceso de devaluación del real brasileño habría sido uno de los detonantes que forzó al gobierno argentino a incrementar relativamente el ritmo de sus mini-devaluaciones pero la relación de cambio del peso sigue estando todavía muy por debajo de las necesidades económicas locales.
Por eso, la administración Kirchner se encuentra hoy ante el dilema de mantener un
Tipo de Cambio retrasado, o por lo menos oficialmente frenado, para posibilitar el pago de Deuda Externa o acelerar el ritmo devaluatorio del Peso facilitando el aumento de nuestras exportaciones y la protección del mercado interno frente a las importaciones
EL BALANCE DE DIVISAS.La Política de Pago de Deuda Externa con Reservas del BCRA viene determinando no sólo un problema general de retraso cambiario sino también un desequilibrio en el stock de divisas del Banco para atender todas las transferencias al exterior.
El BCRA ha pasado a ser una suerte de abastecedor institucional de moneda extranjera para la Tesorería a los efectos que ésta pueda cubrir los servicios de la Deuda Externa Argentina.[5]
El Banco vive comprando dólares que por un lado ingresan a las Reservas y por otro salen prestados al Gobierno para atender pagos de la Deuda.
Es como usar la “alcancía” del Estado para privilegiar el pago de compromisos a Organismos Financieros Internacionales y, especialmente, Acreedores Privados externos a costa de reponer las divisas que se van gastando.
Como hemos visto más arriba, estas divisas se giran al Tesoro contra entrega de Letras Intransferibles a 10 años que tienen muy improbable cobrabilidad por parte del BCRA.
El Banco, entonces, está forzado a reponer los dólares que salen de sus reservas, dólares que hoy compra a un tipo de cambio comparativamente bajo debido a la oferta de exportadores que liquidan sus ventas y de capitales financieros que ingresan al país para lucrar con el diferencial de tasas de interés locales versus internacionales, aprovechando la relativa estabilidad cambiaria y/o su previsibilidad devaluatoria.
Por otra parte, las operaciones internacionales en moneda extranjera obviamente no están prohibidas, de modo que las mismas continúan realizándose, aunque circunstancialmente no lo hacen en modo normal.
De hecho, el gobierno Kirchner, necesitado de divisas para atender los pagos de Deuda Externa de este año[6] está apelando a todas las vías posibles para procurarse los dólares necesarios para pagar deuda: corralito cambiario (que afecta principalmente al mercado minorista, que no es relevante), trabas burocráticas a las importaciones, freno transitorio al giro de Utilidades/Dividendos, etc.
Tales medidas tienen por objeto asegurar la disponibilidad de una importante suma de divisas necesaria por parte del Gobierno para atender los pagos de Deuda Externa y, a la vez, contener la suba del dólar para que no se dispare el tipo de cambio financiero “oficial”, que es el que se toma como moneda de cuenta.
El desdoblamiento fáctico del Mercado Cambiario, con una brecha que se amplió en los últimos días a un 25-30 % y más entre Tipo de Cambio Oficial y Paralelo, pudiera ser transitorio o tender a nivelarse en la medida que los sectores financiero-bancarios entiendan que una fuerte devaluación – más allá de las operaciones especulativas de coyuntura – no convendría al negocio más importante y permanente del arbitraje entre Tipo de Cambio y Tasas de Interés.
Pero ello corresponde ya al plano de suposiciones que exceden las posibilidades de este análisis.[7]
Lo único que puede decirse en firme a este respecto es que, en el actual contexto monetario, cambiario y financiero – merced a la política oficial del gobierno Kirchner - no es casual que los Bancos sigan siendo el Sector con mayor rentabilidad de la Economía.
RESERVAS Y DEUDA EXTERNA.Hemos visto que los fuertes pagos de servicios derivados del Perfil de Vencimientos de Capital e Intereses de la Deuda Pública en general, y de la Deuda Externa en particular, explican las medidas de emergencia financiera que está adoptando la administración Kirchner para demostrar su “vocación pagadora”.
De hecho, éste es el Gobierno Argentino que más pagos ha venido efectuando sobre la Deuda del Estado y uno de los que está usando más recursos extraordinarios para mantener el cumplimiento de sus compromisos externos, independientemente de todos los altibajos de relación con los acreedores (caso Holdouts, Club de París, CIADI y otros).
Pero, por sobre todas las cosas, es quizás el Gobierno que más lapidariamente ha dado por concluida toda investigación y/o revisión de la Ilegitimidad de la Deuda Pública que se viene arrastrando desde la época del Proceso Militar y a través de todos los gobiernos democráticos sucesores (excepto la efímera presidencia del Dr. Rodríguez Saá).
La presidenta Cristina Kirchner fue contundente en su discurso del 4.3.10 y conexos acerca de la aceptación del sistema de la Deuda, de su no cuestionamiento y de su voluntad de cumplir al ultranza con los compromisos derivados de la misma.
El problema es que los pagos que se vienen efectuando y los vencimientos crecientes de servicios de esta Deuda están comprometiendo seriamente su gestión de Gobierno y el manejo consecuente de las Finanzas Públicas.
Y el empecinamiento en mantener esta posición no soluciona la Crisis de Deuda.
Hoy los tres ejes principales de la política de la administración Kirchner parecen ser:1. El uso de la Deuda Intra-Estado como forma de traspaso o rescate de pasivos con terceros a costa de “empapelar” al propio Estado con títulos sin capacidad de repago.
2. La utilización de Reservas Internacionales del BCRA – a través del denominado Fondo Argentino de Desendeudamiento – para el pago a Organismos Financieros Internacionales y Acreedores Privados.
3. El re-armado de una estrategia de vuelta a los Mercados Internacionales de Capitales – después del fracaso del Megacanje Kirchner-Lavagna de 2005 – a los fines de volver a endeudarse.
Serían, en el fondo, los lineamientos vigentes y previsibles de una política económico-financiera que viene poniendo todas sus herramientas posibles de gobierno en función del sistema de la Deuda Pública.-
Lic. Héctor L. GIULIANO